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Los animales salvajes tienen cáncer por culpa de los humanos

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Los seres humanos pueden provocar esta enfermedad en poblaciones de animales silvestres debido a que algunas de sus actividades modifican las condiciones ambientales de algunas especies por sustancias químicas o contaminación lumínica

Los seres humanos pueden provocar cáncer en poblaciones de animales salvajes debido a que algunas de sus actividades modifican las condiciones ambientales de algunas especies por sustancias químicas o contaminación lumínica, por ejemplo, y reducen la diversidad genética en determinados hábitats.

Así lo aseguran investigadores de Australia, Francia y Estados Unidos en un estudio publicado en la revista ‘Nature Ecology & Evolution’, donde destacan que los seres humanos son oncogénicos, es decir, pueden causar cáncer a otras especies.

Es conocido que algunas actividades humanas pueden desarrollar cáncer en determinadas personas, como fumar, una dieta pobre, la contaminación, productos químicos utilizados como aditivos en los alimentos y productos de higiene personal, e incluso tomar demasiado el sol.

Mathieu Giraudeau y Tuul Sepp, investigadores postdoctorales de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos), aseguran que los humanos están cambiando el ambiente de manera que pueden causar cáncer en poblaciones de animales silvestres.

«Sabemos que algunos virus pueden causar cáncer en humanos al cambiar el entorno en el que viven, en su caso las células humanas, para hacerlo más adecuado para ellos», indica Sepp, quien añade: «Estamos haciendo lo mismo. Estamos cambiando el entorno para que sea más adecuado para nosotros mismos, mientras que estos cambios están teniendo un impacto negativo en muchas especies en muchos niveles diferentes, incluida la probabilidad de desarrollar cáncer».

Giraudeau, Sepp y sus colegas indican que otros estudios científicos anteriores muestran que las actividades humanas ya están afectando a los animales a través de la contaminación química y física de los océanos y las vías navegables, la liberación accidental de radiación a la atmósfera procedente de plantas nucleares y la acumulación de microplásticos en entornos terrestres y acuáticos.

«Esperanza en la educación»

Además, se sabe que la exposición a los pesticidas y los herbicidas en las tierras de cultivo, la contaminación por luz artificial, la pérdida de diversidad genética y el consumo de alimentos para humanos pueden provocar problemas de salud a determinados animales.

«El cáncer en las poblaciones silvestres es un tema completamente ignorado y queríamos estimular la investigación sobre esta cuestión. Recientemente publicamos varios artículos teóricos sobre este tema, pero esta vez quisimos resaltar el hecho de que nuestra especie puede influir fuertemente en la prevalencia de cáncer en muchas otras especies del planeta», apunta Giraudeau.

Este investigador indica que se ha encontrado cáncer en «todas las especies donde los científicos lo han buscado» y es conocido que «las actividades humanas influyen fuertemente en la tasa de cáncer en humanos». «Por lo tanto, este impacto humano en entornos silvestres podría influir fuertemente en la prevalencia de cáncer en poblaciones silvestres con consecuencias adicionales en el funcionamiento de los ecosistemas».

Sepp añade que algunos estudios indican que la obesidad y la deficiencia de nutrientes pueden causar cáncer, pero esto «se ha pasado por alto en los animales salvajes». «Cada vez más especies silvestres están en contacto con fuentes antropogénicas de alimentos humanos. También se sabe que la luz por la noche puede causar cambios hormonales y provocar cáncer. Los animales salvajes que viven cerca de las ciudades y las carreteras se enfrentan el mismo problema: ya no hay oscuridad. Por ejemplo, en las aves, sus hormonas, las mismas que están vinculadas con el cáncer en los seres humanos, se ven afectadas por la luz en la noche. Por lo tanto, el próximo paso sería estudiar si también afecta su probabilidad de desarrollar tumores», recalca.

«Para mí, lo más triste es que ya sabemos qué hacer. No debemos destruir los hábitats de animales salvajes, contaminar el medio ambiente y alimentar a los animales salvajes con comida humana», apostilla Sepp, quien concluye: «Veo esperanza en la educación. Nuestros niños aprenden mucho más sobre temas de conservación que nuestros padres. Por lo tanto, existe la esperanza de que quienes tomen las decisiones en el futuro sean más conscientes de los efectos antropogénicos sobre el medioambiente».

Foto: Asociated Press

Fuente: abc.es – 27/5/18

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