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Punto de encuentro entre las Empresas, el Medio Ambiente y la Sustentabilidad

El Derecho de Propiedad

Contra las creencias más difundidas, la propiedad privada aparece como uno de los principales aliados del medio ambiente.

Por Martín Krause*

A mediados de los ’80, el gobierno de Buenos Aires difundió un publicidad que contenía, probablemente en forma inadvertida, una respuesta contundente. Se mostraba allí a una familia cenando. El padre volcaba el plato casi lleno de fideos en la alfombra. Una voz entonces preguntaba: “¿Usted no hace eso en su casa, verdad? ¿Por qué lo hace en las calles, avenidas y parques de la ciudad?” Cerraba la frase: “mantenga limpia a Buenos Aires”. Teniendo en cuenta el estado de las calles, avenidas y parques de la ciudad, es de pensar que el mensaje no caló hondo en el espíritu de los porteños. Y, tal vez, la clave del asunto se encuentre en la necesidad de responder a las preguntas allí planteadas. Hacerlo nos ayudaría a comprender el problema y a conocer, también, qué puede aportar la economía a la resolución de los problemas ambientales.

Ya que, ¿por qué nadie suele hacer eso en su casa? Podría tratarse de un problema de educación, o la falta de ella, pero sucede que es esa persona, con el mismo grado de educación, la que no hace eso en su casa, pero arrooja la lata de bebida desde el auto.

La respuesta tiene que ver, por supuesto, con los distintos tipos de propiedad que encontramos en un caso y en otro. En su casa podría usted arrojar la basura como en el aviso, nadie lo puede impedir ya que es usted el legítimo propietario. Vivir en un chiquero podrá ser la preferencia de algunos, pero en tanto no traslade a otros los efectos de sus acciones, todos los costos de sus decisiones recaerán sobre usted mismo. Y los beneficios también, ya que soy el principal beneficiado de un buen cuidado de mi casa. En última instancia, podríamos encontrar un denominador común de todos los problemas ambientales en el hecho de arrojar, o recibir, residuos a otros. Esto es lo que en economía llamamos “externalidad”. Definir el concepto de “externalidad” no es sencillo, ni siquiera para los economistas. Tomaremos aquí la definición de Cowen: “Las externalidades ocurren cuando las acciones de una persona afectan el bienestar de otra y los costos y beneficios relevantes no se reflejan en precios de mercado”. Hay de dos tipos: las positivas, por ejemplo, cuando mi vecino pinta el frente de su casa y con ello mejora todo el barrio, o las negativas, cuando no lo hace y, por ende, la valoración del barrio empeora. La contaminación ambiental es considerada una externalidad negativa. Las externalidades siempre van a estar presentes, ya que sería imposible vivir en sociedad y no recibir los efectos de las acciones de otros. El problema es cómo reducimos las negativas y aumentamos las positivas. Aquí es donde el derecho de propiedad es fundamental.

Un propietario es un “protector”, es alguien que quiere mantener el valor de lo que posee, no destruirlo (difícil es encontrar gente golpeando su propio auto o disparándole por diversión a su ganado). Cuando un recurso no tiene propietario o es propiedad de muchos, no tiene protector y exite un incentivo a depredarlo. es lo que llamamos “la tragedia de la propiedad común”. La propiedad pública genera un débil protector, sujeto a vaivenes políticos e intereses encontrados. La propiedad privada genera un protector motivado a proveer lo que quiere la gente. Establecer derechos de propiedad no es siempre sencillo. Pero recordemos esto: a fines del siglo XVIII, una especie animal corría peligro de extinción en la Argentina, ya que era tecnológicamente muy difícil establecer derechos de propiedad sobre ella. Desde que esto pudo hacerse, nunca más nos preocupó el tema: eran las vacas.

* Profesor de ESEADE: Profesor titular de Economía, Facultad de Derecho, UBA.

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