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Así es como el “efecto iPhone” transformará la electricidad y el transporte

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Para cumplir con las metas climáticas establecidas en el Acuerdo de París es necesario descarbonizar el sector eléctrico y, a su vez, electrificar otros sectores de la economía, como, por ejemplo, el sector del transporte, dependiente en gran medida de los combustibles fósiles. La solución a este reto podría tenerlo el iPhone.

Sin embargo, tanto el sector eléctrico como el del transporte están inmersos en transformaciones tecnológicas mayores que cambiarán la forma en que consumimos estos servicios. La pregunta que nos hacemos en nuestra investigación es si estos cambios tecnológicos facilitarán o complicarán la electrificación del sector del transporte.

En el sector eléctrico, la combinación de paneles fotovoltaicos, baterías y aparatos para adaptar la demanda posibilitará a los hogares autoabastecerse, e incluso desconectarse de la red eléctrica, lo cual representa una amenaza para el paradigma tradicional para la supervivencia de las utilities (empresas eléctricas públicas o privadas).

En el sector transporte, por su lado, la combinación de apps de transporte compartido (Uber, Lyft y otras), vehículos eléctricos (Tesla) y automatización (Google) puede desincentivar la adquisición de vehículo privado, que es el paradigma dominante del transporte urbano de pasajeros, y en su lugar “consumir” transporte como un servicio en forma de rides.

Algo interesante en este punto es que las transformaciones de ambos sectores son el resultado de la combinación de tres tecnologías. Nosotros llamamos a esto el efecto iPhone. El iPhone fue en su momento tan disruptivo porque en un solo aparato combinaba también al menos tres tecnologías: un teléfono, un dispositivo de música y una computadora con acceso a internet. La forma como abordamos entonces este problema es si la combinación de las tres tecnologías en el sector eléctrico, combinadas con la combinación de las otras tres tecnologías en el sector transporte, pueden crear un efecto iPhone mucho mayor.

La velocidad a la que se suceden las innovaciones tecnológicas dificulta imaginar el futuro de ambos sectores, que, sin lugar a duda, depara grandes desafíos no exentos de riesgos. ¿Hasta qué punto los cambios en el sector eléctrico y del transporte son compatibles?

Con el fin de identificar tendencias y oportunidades de negocio publicamos el artículo científico “The iPhone effect: The impact of dual technological disruptions on electrification” (Competition and Regulation in Network Industries, 2019), en coautoría con Lester C. Hunt, de la Universidad de Portsmouth, y con Héctor López-Ruiz y Baltasar Manzano, investigadores del King Abdullah Petroleum Studies and Research Center (KAPSARC).

En este artículo concluimos que en, ambos casos, los modelos de negocios de electricidad y transporte se transformarán hacia la oferta de servicios agregados, comercializados como suscripciones en plataformas digitales. Esto dará la oportunidad de generar datos sobre el comportamiento de los consumidores, que, en sí mismos, podrían constituir una oportunidad de ingreso secundario para compañías eléctricas y de transporte. Dado que el costo de integrar ambas actividades en una plataforma digital es muy bajo, concluimos que, en el futuro, ambos servicios podrían ser comercializados por una misma compañía, de la misma forma como Amazon comenzó siendo una librería, y después incorporó DVD y ahora ofrece una infinidad de productos.

Democratización eléctrica

La transición que está viviendo el sector eléctrico impacta en el entorno regulatorio y de negocios. El despliegue de las energías renovables, el rápido desarrollo de la generación en sitio y distribuida, las baterías, los paneles fotovoltaicos y los aparatos para adaptar la demanda, pueden llegar a reducir la dependencia de la red eléctrica, promoviendo la independencia energética de los hogares y la descentralización del sistema. Este fenómeno podría abrir el mercado a nuevos actores, al tiempo que minimizaría el papel de las empresas de servicios públicos. Pero más allá de eso, estas innovaciones llevan a reconcebir los productos como servicios:

  • Descomoditización: En lugar de comprar electricidad como commodity, los consumidores pueden comprar un producto, diferenciado por sus atributos intangibles, como confiable o limpio (dos de las características más valoradas de un servicio de electricidad).
  • Servitización: En lugar de comprar KWh, los clientes podrían comprar el servicio que proporciona la electricidad, como refrigeración o calefacción.

Movilidad como servicio

Las nuevas tecnologías en el sector del transporte amenazan el modelo imperante del coche particular y apuntan hacia el nuevo concepto de la movilidad como servicio. Invertir en un coche se vuelve caro e innecesario cuando puedes recibir los mismos beneficios de un coche de propiedad a menores precios y de forma flexible gracias a las plataformas de viajes compartidos. El vehículo aumenta su eficiencia, ya que realiza más viajes durante su vida útil, reduciendo el precio promedio por viaje. A esto se suma que los vehículos eléctricos tienen un costo de mantenimiento inferior, y eventualmente los vehículos autónomos y la conectividad podrían reducir aún más el tiempo que los coches están inoperativos. A nadie se le escapa que este modelo podría ser perjudicial para la industria automotriz.

Sinergias a la vista
Estas son las sinergias potenciales que se vislumbran entre los dos sectores:

  • El desarrollo de la batería: Las baterías son necesarias para almacenar la energía, tanto de los coches eléctricos como de los hogares energéticamente independientes. La mejora de la capacidad de almacenaje de las baterías, así como la reducción de su costo, se traducirá en menores precios y economías de escala en ambos sectores. Además, los vehículos eléctricos pueden contribuir al desarrollo de la red eléctrica inteligente, al aprovechar la carga fuera de las horas pico.
  • Plataforma, suscripciones e integración horizontal: La electricidad y el transporte con el tiempo se podrán comercializar en plataformas digitales y ofrecerse en paquetes o suscripciones, con membresías donde podrían combinarse los servicios. Por ejemplo, la energía se podría vender en esquemas de precio fijo que reflejen la propensión a pagar para tener acceso a un servicio confiable. El transporte, por su lado, podría venderse en suscripciones con un número determinado de viajes previstos con la posibilidad de añadir viajes imprevistos.
  • Generación de datos: La recolección de datos inherente a las tecnologías digitales permite a las empresas predecir el comportamiento de los consumidores. Esta información puede monetizarse generando productos combinados de electricidad y transporte.
  • Enfoque local: Tanto la generación distribuida como el del transporte compartido son fenómenos eminentemente urbanos. Las políticas municipales tendrán un impacto decisivo en promover o detener este desarrollo, ya que ambos sectores afectan a cuestiones de urbanismo.

En definitiva, a través de la integración horizontal de estos dos sectores en una sola plataforma, las empresas obtendrían economías de escala, reducirían los costos de transacción y podrían recolectar datos adicionales, generando un efecto de rebote que podría conducir a una mayor demanda de movilidad y electrificación. Esta revolución la comenzó el iPhone ya hace algunos años.

Autor: Rolando Fuentes
Fuente: altonivel.com.mx/

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