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La contaminación ‘silenciosa’ que daña la naturaleza

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Fármacos, plaguicidas, químicos como el benzofenona, plastificantes o perfluorados son, entre muchos otros, algunos de los contaminantes, presentes en gran parte de los espacios naturales, que dan nombre a un tipo de contaminación denominada difusa o basuraleza invisible y cuyos compuestos permanecen durante años.

Esta polución asociada a la actividad humana y, en particular, al abandono y gestión inadecuada de los residuos afecta a la práctica totalidad de las zonas naturales de España, incluyendo áreas protegidas, ha asegurado a Efe el responsable del programa de Conservación de Espacios de SEO/BirdLife, Octavio Infante.

Los datos provienen del estudio ‘Ciencia LIBERA. Análisis de la contaminación difusa en los espacios naturales’, elaborado por la organización ecologista SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes, que ha analizado durante dos años y medio la contaminación difusa, sobre todo la que se puede encontrar hoy en día, pero también aquella que podemos hallar del pasado, que pertenece a productos prohibidos en la actualidad.

“El trabajo más importante ha recaído en tomar muestras de agua, suelo y sedimentos en 140 Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad (IBA), que cuentan con una gran extensión a escala nacional, para su posterior análisis en el laboratorio”, ha indicado Infante.

Análisis en agua

En el caso del agua, de las 140 zonas muestreadas “tan sólo en cuatro de ellas no hemos detectado ningún tipo de contaminante”, según este experto, quien apunta que “esto nos dice que realmente está prácticamente todo el territorio nacional bajo los efectos de algún tipo de contaminación difusa”.

Las cuatro IBA donde no se encontró contaminantes son, según Infante, Sierra de Lokiz, Urbasa y Andía en el río Gandara (Navarra), Freser-Setcases en el río Ter (Girona), Turbón-Espes-Sis en el río Isábena (Huesca) y Riaño en el río Esla (León).

Se ha detectado “importantes cantidades de determinados fármacos y también que el 32 % de estos espacios superaban las cantidades mínimas que se estima puede aglutinar una determinada muestra de agua en los análisis, que está en no superar los 5.000 nanogramos por litro”, ha explicado.

Al superar estos mínimos de contaminantes “pensamos que la bioacumulación en animales puede empezar a representar un riesgo, y también para la salud humana porque estamos hablando de agua”.

Además, en el 74 % de las muestras de agua también “hemos encontrado altos niveles de nicotina”, lo que “demuestra la presencia humana en el campo, presente sobre todo en aquellos espacios donde pensamos que visualmente iba a ver una contaminación mayor”, ha apuntado.

Contaminantes ya prohibidos

Respecto a contaminantes ya prohibidos, principalmente se han localizado pesticidas organoclorados, conocidos como el (dicloro difenil tricloroetano) DDT -un compuesto presente en los insecticidas-, que fueron “ampliamente utilizados entre los años 50 y 80”, cuyo uso fue prohibido a partir de 1994.

“A pesar de estar prohibidos durante tanto tiempo, nos llamó la atención que todavía se hayan encontrado en más del 75 % de las muestras en las que se ha analizado este tipo de contaminante”, ha manifestado Infante.

Respecto a la presencia de metales, en algunos sitios han aparecido “unas cantidades bastante importantes e incluso preocupantes”, pero “aquí hay que analizar dónde se han encontrado porque pueden provenir de antiguas minas”, ha precisado Infante.

Restauración ambiental

A partir de este estudio, según Infante, “pretendemos que las Autonomías o el Estado empiecen a trabajar en cuestiones de restauración ambiental porque la restauración de los espacios naturales protegidos es clave ya no sólo para luchar contra la contaminación, sino porque ésta merece una atención exclusiva”.

La investigación, que ha analizado más de 49.000 datos extraídos de más de 2.500 muestras, ha contado con la colaboración del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua y del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, ambos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Por su parte, la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz, ha afirmado a EFE que ante este problema “tenemos que actuar a todos los niveles”.

Las administraciones públicas, según Ruiz, “tienen que esmerarse ahora que hay fondos para la restauración de la naturaleza para que esa restauración incluya la descontaminación”.

Economía circular

El consejero delegado de Ecoembes, Óscar Martín, ha expresado que “estamos ante una oportunidad”, por lo que “el ‘homo residuos’ no puede seguir en esta sociedad tan devastadora, tiene que cambiar, pero son muchas las patas que deben hacerlo”.

“Tenemos que cambiar desde nuestros propios hábitos como ciudadanos consumidores, es decir, tenemos que aplicar ese concepto de la economía circular en su más amplio espectro”, ha recalcado Martín.


Autor: Rafael González
Fuente: EFEverde

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