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¿Es la ola de frío de la Costa Este consecuencia del deshielo del Ártico?

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Los expertos contradicen a Donald Trump y consideran que los fenómenos meteorológicos extremos se están viendo intensificados por el cambio climático

Una ola de frío polar azota la costa Este norteamericana, incluso en zonas tropicales como Florida, con fuertes vientos, espectaculares nevadas y temperaturas que alcanzan la sensación térmica de 30 grados bajo cero; el centro de España está cubierto desde el fin de semana por la nieve, que ha llegado a colapsar autopistas y carreteras; incluso ha nevado en el Sáhara argelino. El presidente estadounidense Donald Trump, abierto negacionista del cambio climático, ha aprovechado la ocasión para afirmar que, en estas circunstancias, le vendría bien a su país “un poco de ese buen viejo calentamiento global” que el resto de gobiernos, salvo el suyo, se empeñan en combatir.

¿Existe alguna relación, o por el contrario alguna contradicción, entre el cambio climático y estos episodios de frío inusual? ¿Desmienten estas olas polares que el planeta se esté calentando de una forma rápida y peligrosa? La respuesta a esta última pregunta es que en absoluto. El frío extremo de unos pocos días no constituye argumento alguno en contra del calentamiento, aunque no está totalmente claro que se vea provocado por el mismo, como opinan algunos científicos.

Un estudio científico realizado por la Universidad Northeaster de los Estados Unidos y publicado en la revista Nature en 2014, cuando el este norteamericano volvió a congelarse, concluyó que si bien la temperatura global media del planeta está aumentando, también lo está la variabilidad en las temperaturas extremas y que es probable que las temperaturas más altas y las más bajas de cada año tiendan a estar cada vez más alejadas.

El estudio comprobó que, mientras la Tierra almacena cada vez más calor debido al efecto invernadero, los periodos más fríos y más calientes, a lo largo de un año, también están aumentando, y que, además, cada vez están más polarizados, es decir, que hay más diferencia entre las temperaturas más bajas y las más altas registradas durante un periodo de doce meses.

De hecho, mientras el hielo cubre las calles de Boston, simultáneamente, en el este de Australia, en pleno verano del hemisferio sur, se acaban de alcanzar temperaturas récord en cuanto a calor registrado: hasta 47,3 grados centígrados marcaron los termómetros en algunos lugares, como el suburbio de Penrith, de Sidney, la ciudad más poblada de la isla continente.

Esta temperatura no se había registrado desde 1939, y responde a una tendencia inquietante que ya se arrastra de hace tiempo: entre diciembre de 2016 y febrero de 2017 se batieron más de 200 récords climatológicos en toda Australia, con sus secuelas en forma de olas de calor, incendios forestales e inundaciones a lo largo del verano.

Tiempo y clima

“El hecho de que un año sea más frío de lo habitual en la última década no constituye un rechazo de la hipótesis del calentamiento global“, explicó Evan Kodra, uno de los responsables de la investigación de la Northeaster, que utilizó simulaciones de los modelos climáticos más recientes desarrollados por grupos de expertos de todo el mundo para el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU y amplísimos “conjuntos de datos de reanálisis”, que se generan combinando las mejores observaciones meteorológicas disponibles con modelos numéricos del tiempo.

Pero hay más: numerosos expertos, aunque no hay unanimidad al respecto, consideran que hay una relación directa entre el calentamiento y las olas de frío como las registradas en Norteamérica este invierno, o el de 2014, que fue la peor en muchas décadas. El deshielo sin precedentes que sufre el Ártico durante el verano debido al aumento de la temperatura global favorece el descenso brusco de masas de aire muy frías hacia zonas templadas del continente americano y europeo.

Respecto al uso que hizo Donald Trump de la ola de frío como argumento en contra de la existencia de un calentamiento global, los expertos lo atribuyen a una confusión, probablemente interesada más que fruto de la ignorancia, de los conceptos, que definen cosas bien diferentes, de tiempo y clima.

El concepto de tiempo hace referencia a las condiciones atmosféricas que se registran en un período temporal corto, como es el caso de la ola polar que azota actualmente al este de Estados Unidos y Canadá, mientras que el clima define las condiciones del tiempo promedio que prevalecen en un territorio durante un periodo extenso y que pueden estudiarse analizando tendencias históricas. Es decir, el tiempo es coyuntural, mientras el clima es la tendencia a largo plazo.

“El cambio climático es muy real, incluso si hace frío en el exterior de la Torre Trump en este momento”, respondió al presidente en Twitter el director de la Academia de Ciencias de California, Jon Foley, “de la misma manera que sigue habiendo hambre en el mundo aunque uno se acabe de comer una Big Mac”.

“El camino hacia un mundo más cálido (cambio climático) tendrá muchos eventos de tiempo extremadamente cálido y extremadamente frío”, señala la página web de la NASA, la agencia espacial estadounidense. Y confirmando esta afirmación, los meteorólogos destacan que en la mayor parte del resto del mundo, incluyendo los polos, las temperaturas se han mostrado estos días más elevadas de lo normal para esta época del año. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), cuando se sistematicen los datos, 2017 habrá sido el año más cálido de que se tengan registros. Ya casi nadie niega el cambio climático, excepto el líder del segundo país que más contribuye al mismo.

Autora: Pau Ruiz

Fuente: ecoavant.com/ – 8/1/18

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