Un estudio sacó a la luz una alarmante conexión entre la pesca de arrastre y el cambio climático
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El informe abarca todos los mares, y Río Negro, a raíz de la emergencia pesquera decretara en 2023, mira de cerca los resultados.
El año pasado, en Río Negro se declaró la emergencia pesquera en Río Negro. Luego de los alarmantes datos recolectados en el golfo San Matías, la por entonces gobernadora Arabela Carreras tomó esa determinación para cuidar el escaso recurso. Una de las consecuencias es la pesca de arrastre que, como su nombre lo indica, arrasa con todo.
Esta manera de hacerse del pescado lleva a que en la red aparezcan especies que no son buscadas, e incluso se hace toda una remoción del suelo marino que trae consecuencias. Justamente, en las últimas horas se conoció un informe científico publicado en Frontiers in Marine Science donde habla del tema a nivel mundial, y que lógicamente acapara a las costas rionegrinas.
Según sostienen los autores, la pesca de arrastre inyecta más de 370 millones de toneladas CO2 a la atmósfera por año, algo que hasta el momento no se había podido comprobar. Los expertos calificaron a la pesca de arrastre como una “deforestación marina” que causa “daño irreparable” al clima, la sociedad y la vida silvestre.
Se estima que la cantidad de carbono liberado por la pesca de arrastre duplica las emisiones anuales que vienen de la quema de combustible de toda la flota pesquera mundial, que son cerca de 4 millones de embarcaciones. Según los científicos, entre el 55% y el 60% del dióxido de carbono producido bajo el agua, por la pesca de arrastre, llega a la atmósfera dentro de un plazo de 9 años, provocando graves daños al ambiente.
Por otro lado, indican que el 40% – 45% restante del dióxido de carbono permanece en el agua, produciendo su acidificación y reduciendo la capacidad del océano para almacenar carbono. El mismo equipo de científicos, en una anterior investigación, había revelado que parte del carbono, generado por la remoción de los sedimentos marinos, se convierte en dióxido de carbono bajo el agua.
Indicaron que, si las enormes y pesadas redes de arrastre no removieran los sedimentos, el carbono quedaría almacenado, de forma segura, durante milenios en el fondo del océano.
Esto quiere decir que, según lo advierte el equipo científico en ambas investigaciones, los millones de toneladas de carbono que libera la pesca de arrastre son superiores, o equiparables, a:
1 – Las emisiones anuales que vienen de la quema de combustible de toda la flota pesquera mundial, que son cerca de 4 millones de embarcaciones.
2 – El 4% de las emisiones que genera la producción mundial de alimentos.
3 – Lo que emite la totalidad del sector de la aviación en todo el planeta.
En este sentido, el estudio sostiene que hasta 9.200 millones de toneladas de CO2 podrían haber entrado en la atmósfera entre 1996 y 2020, debido a las perturbaciones provocadas por los barcos arrastreros.
En declaraciones a la prensa, Trisha Atwood, ecóloga acuática de la Universidad de Utah y de Pristine Seas de National Geographic, sostuvo que “nuestro estudio es el primero en demostrar que más de la mitad del carbono liberado por la pesca de arrastre finalmente escapa a la atmósfera en forma de dióxido de carbono en un lapso de aproximadamente 10 años, contribuyendo al calentamiento global”.
En la misma línea, la profesional advirtió que “al igual que la destrucción de los bosques, la excavación del fondo del mar causa un daño irreparable al clima, la sociedad y la vida silvestre”.
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