Día Mundial del Medio Ambiente y la necesidad de avanzar hacia un cambio cultural en la circularidad de los plástico
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La ONU sitúa la gestión responsable de los plásticos en el centro de su agenda de sostenibilidad, y las soluciones basadas en la economía circular y las buenas prácticas posconsumo cobran protagonismo.
Argentina, 21 de mayo de 2025 – En 2025, el Día Mundial del Medio Ambiente convoca a redoblar esfuerzos públicos y privados ante al desafío global que representa la gestión de los residuos plásticos. Esta efeméride, planteada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), propone “aumentar la conciencia sobre la importancia de cuidar el planeta y fomentar la acción global en la protección del medio ambiente”.
En este contexto, Ecoplas, la entidad que propone un consumo consciente de plásticos, se suma al llamado global del PNUMA e invita a repensar la forma en que producimos, usamos y gestionamos estos materiales, al proponer soluciones reales que ya están en marcha y que permiten transformar este desafío ambiental en una oportunidad para avanzar hacia la sustentabilidad.
Bajo el lema de que el problema no es el material en sí, sino su uso indiscriminado y la falta de gestión responsable, Ecoplas propone un enfoque centrado en la economía circular, donde los plásticos bien diseñados y gestionados tienen un rol clave en la construcción de un modelo productivo regenerativo y eficiente.
Para Verónica Ramos, directora ejecutiva de la asociación civil, “si apostamos por transformar, el plástico puede ser un recurso valioso dentro de una economía más eficiente, inclusiva y sustentable. Una mejor infraestructura, educación ambiental y políticas públicas eficaces son las vías más adecuadas para una gestión integral del posconsumo de plásticos”, explica.
Avances concretos en Argentina
En nuestro país, el camino hacia la circularidad ya está en marcha. Durante 2023 se reciclaron 294.000 toneladas de plásticos y se valorizaron energéticamente otras 33.000 toneladas, un crecimiento sostenido de más del 500 % respecto a 2003 que permitió evitar la emisión de más de 482.000 toneladas de CO₂.
Hoy existen más de 140 industrias recicladoras activas en 19 provincias, impulsando el desarrollo federal, la economía circular y la generación de empleo verde. A su vez, certificaciones como INTI-Ecoplas y la ecoetiqueta “Manito” -dos certificaciones promovidas por Ecoplas- garantizan la trazabilidad, reciclabilidad y sostenibilidad de los productos, permitiendo a consumidores y empresas tomar decisiones más responsables.
Atender adecuadamente el posconsumo es clave para ofrecer una respuesta realista y eficiente a la polución por plásticos, al facilitar su recirculación y retorno al sistema productivo de manera sostenible. Por lo tanto, un esquema regulatorio que incentive la recuperación y valorización de los residuos sólidos urbanos (RSU) es fundamental para que la economía circular sea una práctica extendida.
En ese sentido, la aprobación de una Ley Nacional de Responsabilidad Extendida del Productor —ya vigente en la Unión Europea y en países de la región como Chile y Brasil—, combinada con políticas públicas que impulsen el ecodiseño y la modernización del tratamiento de residuos, son iniciativas de impacto decisivo para promover el cambio cultural hacia un consumo más consciente, articulando esfuerzos entre Estado, empresas y ciudadanía.
Además, la educación ambiental es otro de los pilares para cambiar la cultura del descarte. Desde 2016, por medio del programa Escuelas Verdes, Ecoplas colaboró en el fortalecimiento del hábito de separar residuos, consumir de forma consciente y entender el valor del reciclado al capacitar a más de 7.500 alumnos y 770 docentes.
Un cambio cultural
Si bien los plásticos de un solo uso suelen señalarse como problemáticos, cumplen funciones indispensables en salud, higiene y seguridad alimentaria. Además, los análisis de ciclo de vida demuestran que su reemplazo por otros materiales no representa necesariamente una opción superadora en términos ambientales.
Sin una evaluación integral, se corre el riesgo de elegir insumos con mayor huella ecológica o con prestaciones inferiores, por lo que la prohibición del plástico no es una alternativa viable.
Una aproximación de triple impacto —social, ambiental y económico— demuestra que revertir los desafíos medioambientales es posible cuando se combinan información, compromiso y acción coordinada. Así, el reciclado del plástico cumple un rol central, apoyado por certificaciones específicas, capacitaciones en escuelas y cooperativas, nuevas tecnologías y el trabajo colaborativo entre organizaciones civiles y gobiernos. “Avanzar hacia un cambio cultural en esta materia requiere una mirada compartida y articulada que equilibre desarrollo y cuidado ambiental” , concluye Ramos.
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente 2025, resulta clave tomar conciencia de que el camino hacia un futuro auténticamente sustentable incluye a los plásticos bien gestionados. Los llamados plásticos circulares -aquellos diseñados, utilizados y reprocesados para mantenerse dentro del sistema productivo con el menor impacto posible- son un ejemplo concreto de que integrarlos en una economía circular es clave para un ecosistema regenerativo, eficiente y resiliente.
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