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Punto de encuentro entre las Empresas, el Medio Ambiente y la Sustentabilidad

“La búsqueda de estrategias de desarrollo sustentable no implica trabar a la industria, ni a la producción de energía”

Entrevista a Pablo Tabares, Director Ejecutivo de FUNDACION HABITAT & Desarrollo (www.habitatydesarrollo.org).

La misión de la Fundación Hábitat que Ud. preside es desarrollar iniciativas para conservar diversos sitios naturales del país. ¿Qué puntos de conexión tiene esta misión con la cuestión del cambio climático?

Conservación y desarrollo fueron durante años conceptos enfrentados. Esta situación será, a mediano y largo plazo, negativa para la conservación. Porque la frontera agropecuaria avanzará sobre los territorios silvestres en todo el planeta y es altamente posible que las áreas protegidas terminen siendo islas de biodiversidad con diferentes grados de retroceso territorial y degradación sostenida de los ecosistemas que conservan, rodeadas por océanos de desarrollo urbano y rural. Pero más grave que este proceso antrópico directo sobre las áreas protegidas, es el proceso de cambio climático que estamos sufriendo, casi seguramente acelerado por la civilización industrial basada en el uso masivo de energía fósil. Desde 1492, regiones naturales enteras se han reducido o sufren un grave proceso de fragmentación en nuestro continente, incluso muchos de los ecosistemas que originariamente las componían han desaparecido. Y eso que los cambios climáticos no tuvieron la dimensión de los registrados en la actualidad y de los pronosticados para el futuro próximo. Considerando las amenazas antrópicas y climáticas globales hasta aquí señaladas, es legítimo poner en discusión el concepto de “perpetuidad” que la comunicación social conservacionista les atribuye a las áreas protegidas. Por lo tanto, la problemática del cambio climático es la cuestión central que impacta sobre la Misión de nuestra Fundación: la conservación de la diversidad biológica y el uso sustentable de sus componentes, en el marco del desarrollo humano.

La necesidad de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, ¿puede ser vista como una traba al desarrollo industrial de los países no desarrollados?

Se trata de no copiar modelos insustentables de desarrollo. La búsqueda de estrategias de desarrollo sustentable no implica trabar a la industria, ni a la producción de energía; sino implementar prácticas y tecnologías innovadoras, que hagan más “limpio” al área energética e industrial. La Unión Europea lo está haciendo, con el costo extra de reconvertir a un gigantesco aparato industrial. Por otro lado, la Convención no pone en iguales condiciones a los países desarrollados con los no desarrollados. Los costos cuantitativos y cualitativos mayores corren por cuenta de los primeros. Son algunas potencias industriales las que no quieren internalizar sus costos ambientales.

¿La Argentina se verá favorecida por algunos de los mecanismos previstos en el protocolo de Kyoto, que entrará próximamente en vigencia?

Los beneficios de la mitigación del efecto invernadero serán tan grandes para nuestro país que no admite comparación con algunos ajustes menores. Además, Argentina puede implementar esos mecanismos a costos muchos más bajos que otros países.

¿Cuáles son las regiones que se verán rápidamente más afectadas por el cambio climático? ¿Qué consecuencias serán las que sufra nuestro país en ese sentido?

La Argentina es una de las regiones del mundo que ha presentado mayores variaciones climáticas en el siglo XX:

  1. se registró un significativo aumento de la temperatura de superficie en la Patagonia e islas del Atlántico sur. Al norte de los 40°S (latitud de Viedma) las tendencias positivas de temperatura fueron menores y sólo perceptibles a partir de los últimos 40 años. En contraste, allí se registró un importante aumento de la precipitación desde las décadas de los 60 y 70;
  2. en el núcleo productivo de la Pampa Húmeda, el incremento fue superior en un 30% a los valores observados durante la década del 50. Como consecuencia, se produjo una expansión de la frontera agropecuaria hacia el oeste, ganándose para la actividad agrícola alrededor de 100.000 kilómetros cuadrados. Este cambio produjo un enorme impacto en las economías regionales de la zona semiárida y sub-húmeda desde La Pampa hasta Santiago del Estero. No se puede descartar que dicho cambio esté asociado al simultáneo calentamiento de las altas latitudes del Hemisferio Sur, ni que éste sea una consecuencia del aumento del efecto invernadero. En los últimos años se ha producido un calentamiento de las latitudes medias del Hemisferio Sur que puede contrapesar las tendencias del aumento de la precipitación y aumentar la vulnerabilidad de nuestra sociedad.

Los resultados de tres estudios de vulnerabilidad a eventuales cambios climáticos, a saber: sobre la producción agrícola en la región pampeana, sobre la zona costera atlántica, y sobre los oasis del centro-oeste, muestran la gravedad del problema en lo referente a nuestro territorio.

  1. producción agrícola en la región pampeana. En este estudio se evaluó el impacto de diferentes escenarios climáticos (hipotéticos), sobre la producción de cultivos anuales (trigo, maíz, girasol y soja) y forrajeras en la región pampeana. Los escenarios climáticos se obtuvieron mediante variaciones de temperatura y precipitación, considerando dos concentraciones atmosféricas de CO2. La producción de los cultivos se evaluó con modelos matemáticos que simulan el desarrollo y crecimiento de las especies ante variaciones del ambiente. Los resultados muestran que, como consecuencia del calentamiento global, pueden producirse cambios importantes en los regímenes térmico e hídrico de diferentes sub-regiones de nuestro país. Sin embargo, debido a la extensión de nuestra área productiva, a la diversidad de granos que se cultivan y al incremento pronosticado en la concentración de dióxido de carbono, la producción nacional de granos no sería seriamente dañada. Por otro lado, la capacidad productiva de los suelos se vería más afectada por
    el sistema de labranza que por los cambios proyectados en el clima. No obstante, el cambio reciente en los sistemas de producción (incremento en el uso de insumos y reducción de las técnicas de labranza) podría alterar el balance de gases con efecto invernadero (CO2 y N2O) por lo cual será necesario reevaluar la vulnerabilidad de estos sistemas, así como las posibles estrategias de adaptación para la frontera agrícola.
  2. zona costera atlántica. La vulnerabilidad al ascenso del nivel del mar sería sólo importante en la Bahía de Samborombón y en las islas de la costa bonaerense entre Bahía Blanca y la desembocadura del río Colorado. Pero también habría que tener en cuenta las consecuencias negativas que podría originar este aumento en el drenaje de la cuenca del Salado en la provincia de Buenos Aires, así como el impacto en la costa del Río de la Plata y en el delta del Paraná en situaciones de tormentas, dada la importante concentración de actividades humanas que se realizan en esos lugares.
  3. región de los Oasis del Centro-Oeste (Cuyo). Este estudio pone en evidencia la necesidad de conocer mejor la variabilidad climática y el cambio climático en la región, a fin de morigerar los posibles impactos negativos. Se sabe que la ocurrencia de los sucesos llamados “El Niño” y “La Niña” (que son fases opuestas de un mismo fenómeno de variabilidad climática global en el océano Pacífico) incide marcadamente sobre las nevadas en la Cordillera. Durante el fenómeno “El Niño” las nevadas invernales son generalmente copiosas, mientras que en un año “Niña” sucede lo contrario. El cambio climático global parecería estar modificando la frecuencia y/o intensidad de esos sucesos, así como aumentar la evapo-transpiración. A su vez, la disponibilidad de agua en los ríos cordilleranos, que posibilitan el desarrollo de los Oasis del Centro-Oeste del país, depende de la fusión de la nieve acumulada en la Cordillera, y es esencial en la vida económica de éstos, basada en producciones frutihortícolas bajo regadío.

¿Qué rol deben cumplir las ONG´s ambientalistas y las empresas en relación a la problemática del cambio climático? 

Cuanto antes se adecue la legislación y el ordenamiento ambiental a un cambio detectado en el clima, menor será el impacto a sufrir. Un ejemplo de ello es la planificación urbana que debería hacerse en las poblaciones costeras de los ríos Paraná y Uruguay y sus afluentes ante el aumento de los caudales registrado en las últimas décadas, debido al incremento en las precipitaciones en el sur de Brasil y en Paraguay. Otro ejemplo es el de la zona costera Atlántica, para la cual se recomienda un retroceso planificado en las áreas que se inundarán, lo que implica medidas de expropiación de tierras y de limitación de asentamientos. Asimismo, se podrían dar o quitar incentivos fiscales en una región donde el clima está cambiando, para adecuarse a la situación futura; o legislar sobre el uso del suelo teniendo en cuenta mapas de riesgo de inundación bajo el clima actual. Estos mapas deberían hacerse, al menos, en todo el litoral, en la pampa deprimida y en zonas urbanas.

En síntesis, deberían elaborarse estrategias de adaptación teniendo en cuenta los cambios acaecidos, y las proyecciones probables del clima y su variabilidad. Los estudios de este tipo ya han comenzado y deben realizarse tanto en el ámbito público como en el privado, desde el nivel nacional hasta el municipal.

¿Cuáles son los sectores económicos involucrados en esta problemática?

Los sectores económicos involucrados en esta problemática son: el de producción y suministro de energía; el de transporte; el industrial; el de tratamiento de residuos domiciliarios; el agropecuario; y el de edificios residenciales, comerciales e institucionales.

  • Producción y suministro de energía. La generación de electricidad es la que concentra los mayores consumos de combustible dentro del sector energético. En este caso, las opciones de mitigación no pueden basarse en una mejora de la eficiencia energética, habida cuenta del alto rendimiento que tendrán en el futuro las centrales térmicas convencionales (que consumen combustibles fósiles), sino en la disminución de emisiones de GEI, de modo que energías limpias (como la eólica, la solar o la hidroeléctrica), tengan
    oportunidades de competir en el mercado eléctrico. Una fracción importante de las inversiones para el crecimiento futuro de la generación de electricidad deberían hacerse sin emisiones adicionales, utilizando las energías no convencionales, fundamentalmente eólica, cuya disponibilidad y calidad es excepcional en buena parte del territorio nacional.
  • Transporte. La mitigación supone un cambio importante en las políticas de transporte de pasajeros y cargas, afectando las participación de los modos y medios de transporte. Ello implica: 1) nuevas medidas de organización del tránsito (ampliación y mejoramiento de redes carreteras, ampliación del sistema de trenes elevados y subterráneos, limitación de circulación de vehículos particulares en parte del radio urbano, entre otras); 2) sustitución por modos de transporte más limpios (transporte público en reemplazo de automóviles, ferrocarril en lugar de camiones en el transporte de cargas, tranvías y subterráneos en reemplazo de ómnibus urbanos que utilizan combustibles fósiles); 3) sustitución entre fuentes emisoras (promoción de fuentes móviles menos emisoras, como el GNC y disminución de la antigüedad del parque automotor, de modo de disminuir su consumo específico medi); y 4) profundización de mejoras técnicas en los vehículos (desarrollo de motores menos contaminantes, difusión de los biocombustibles, como el alcohol y el biodiésel).
  • Industria. La reducción puede lograrse mediante la adopción de tecnologías más limpias (que generan menos GEI o sus precursores como efluentes de sus procesos) y el uso más eficiente de la energía consumida. Un ejemplo de esto último es la cogeneración (la generación de dos formas de energía utilizables, por ejemplo calor y electricidad simultáneamente). De este modo se utiliza la energía que anteriormente se disipaba.
  • Tratamiento de residuos domiciliarios. El gas metano que se produce en los rellenos sanitarios puede mitigarse en gran medida reduciendo la masa de los mismos, mediante la clasificación y reciclado de la basura. Asimismo, el metano de los basurales puede colectarse mediante la instalación de un sistema de pozos de captación y tuberías de conducción.
  • Sector agropecuario. La reducción de emisiones de GEI puede lograrse mediante la adopción de nuevas tecnologías. Por ejemplo, los métodos tradicionales de labranza del suelo (arado de reja) causan la pérdida hacia la atmósfera de carbono retenido en el suelo. El cambio a siembra directa contribuye grandemente a reducir dicha pérdida. Existen líneas de trabajo que apuntan a modificar la digestibilidad de las pasturas por parte del ganado reduciendo no sólo las emisiones de metano sino también aumentando los rendimientos de carne y/o leche. Edificios residenciales, comerciales e institucionales. La mitigación de emisiones de GEI en edificios puede lograrse mediante la adopción de tecnologías destinadas, por un lado, a reducir el consumo de energía por los equipos (electrodomésticos, sistemas de calefacción y refrigeración, alumbrado, equipo de oficina); y, por el otro, a reducir las pérdidas de energía de calefacción y refrigeración.

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