El Valor de la Biodiversidad
Expertos y ONGs destacan a la participación pública como un mecanismo fundamental para defender el paisaje, los recursos naturales y la integración social
Conservación del paisaje y los recursos naturales, integración de la comunidad, valor económico: la biodiversidad adquiere su sustentabilidad en la participación pública, Para Kenton Miller, vicepresidente del Programa de Conservación y Desarrollo Internacional del Word Resources Institute, las plantas y animales del mundo ofrecen gran potencial comercial: “Proveen muchos bienes y servicios, aunque apenas hemos arañado la superficie”, analiza. Por ejemplo, las empresas farmacéuticas están muy interesadas en el mantenimiento de la biodiversidad por su proyección comercial. Un estudio del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales valuó la biodiversidad del país en US$ 2,07 billones. “Es importante integrar la ecología con el desarrollo económico como una forma de equilibrar principios y utilidades”, señala el estudio.
En la provincia de Misiones, sobre el límite con Brasil, el pueblo de San Pedro (10.000 habitantes) fue parte en 1999 de un arduo proceso de mediación para preservar sus 1.100 ejemplares de araucarias angustifolias, de más de trescientos años de antigüedad. Inmigrantes brasileños, asentados en viviendas precarias bajo estas araucarias, iniciaron expedientes en la municipalidad para solicitar el apeo de ejemplares que ponían en riesgo sus viviendas. “El conflicto se dio porque las araucarias son monumento histórico provincial”, comenta Gachi Tapia, directora ejecutiva de la Fundación Cambio Democrático, que participó en el proceso de mediación. El Ministerio de Ecología provincial autorizó el apeo de 249 ejemplares a condición de que estuvieran enfermas o secas. “La escala fue una ventaja para hacer una estructura de participación participativa y lograr una solución consensuada”, apunta Tapia.
La reserva El Doradillo es asumida como parte de su patrimonio cultural por los 68.000 habitantes de Puerto Madryn. En febrero, un foro en el que participaron el municipio. las ONGs y el sector turístico, buscó consensuar posiciones frente a la pérdida de la biodiversidad de la zona, que es área de aparición de ballenas. “En la última temporada de reproducción de ballenas, El Doradillo recibió 240 ejemplares: esto nos inspiró para buscar formas de proteger el área”, explica Guillermo Harris, presidente de la Fundación Patagonia Natural. Sin embargo, el interés en hacer del balneario un área de desarrollos inmobiliarios y continuar con la explotación arenera, está devaluando sus recursos turísticos. “Debemos equilibrar el cuidado ambiental con el desarrollo del turismo para los visitantes y los madrynenses puedan acceder a los recursos naturales sin arriesgar la sustentabilidad”, analiza Julio Aristarain, intendente de Puerto Madryn, quien estudia la posibilidad de declarar a El Doradillo, que recauda por turismo US$ 7 millones anuales, como área protegida.
En el mundo, la industria del ecoturismo mueve US$ 100.000 millones por año, con ecoturistas dispuestos a pagar un diferencial de 25 por ciento más que el resto de los turistas. “El turismo de naturaleza tiene características ideales para el desarrollo de PyMEs, con oportunidades para comunidades rurales sin riquezas tradicionales pero que cuentan con paisaje y una particular diversidad biológica”, apunta Luis Castelli, presidente de la Fundación Naturaleza para el Futuro. Cita el caso de Costa Rica, donde el turismo de bosques genera US$ 600 millones anuales. Sin embargo, para asegurar la sustentabilidad de la biodiversidad y el turismo, Castelli admite que no deben “comoditizarse”, tratarse como mercaderías.
La Fundación Hábitat & Desarrollo (FH&D) trabaja junto con otras ONGs en el proyecto Iniciativa del Chaco, en la zona de frontera con Paraguay y Brasil, para el manejo de área protegida de este corredor biológico. “Es una de las últimas fronteras en extensión y riqueza: desde el lado argentino, uno de los desafío es sumar al sector privado agropecuario con instrumentos de incentivos -como podría ser el caso de las servidumbres ecológicas, adaptadas del Código Civil; préstamos de servicio ecosistémico- para darle a la tierra un manejo sostenible”, explica su director, Javier Álvarez.
En el noroeste argentino, la conservación de 500.000 hectáreas de la selva Yungas, ante la construcción del gasoducto norandino, despertó voces de alerta. La Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA) asistió a las empresas Organización Techint y Gasoducto NorAndino en la solución de impacto de la obra en el corredor biológico Baritú-Calilegua. “Se va crear un área protegida nueva, se donaron 8.000 hectáreas a Parques Nacionales y se hicieron cinco derivaciones de gas a otras tantas localidades en la Puna”, comenta Javier Corcuera, director ejecutivo de la FVSA.
En este marco, el Laboratorio de Investigaciones Ecológicas de Yungas recibió US$ 50.000 por cinco años para proyectos de investigación en conservación en el corredor, en tanto que se crearon nuevas áreas protegidas y se acordó con la comunidad kolla de San Andrés las condiciones de paso del gasoducto. “La sociedad es la gente en su contexto: éste es el valor de la biodiversidad”, evalúa Corcuera. No es un detalle menor.
LA RELACION DE LAS COMUNIDADES Y LAS ONGs
– Desde 1996, la World Wildlife Foundation (WWF) trabaja junto con la Unión para la Conservación Mundial de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) en el programa “Forest for Life” para el manejo sostenible del recurso: cada minuto de cada día, se pierden unas veintiséis hectáreas de bosque. Involucra a gobiernos, líderes empresariales, comunidades, industriales y particulares.
– La WWF involucró a 600 compañías en la campaña “Global Forest and Trade Initiative” para la comercialización de maderas y papel de bosques certificados por su manejo sostenible por entidades independientes, como la Forest Stewardship´Council, cuya meta era llegar a 25 millones de hectáreas en junio de 2001.
– El Banco Mundial, en alianza con la WWF, apunta a que haya 50 millones de hectáreas de áreas protegidas en el 2005; otros 50 millones, bajo gestión sostenible efectiva, y 200 millones, con certificación de terceros por administración sostenible.
DELTA Y UNESCO
La UNESCO declarará como reserva de biosfera a un sector de 900 kilómetros cuadrados de las islas de San Fernando, en el frágil ecosistema del Delta del Paraná. Se trata de preservar la riqueza biológica de un área de humedal que combina monte blanco con bosques de ceibo, álamos, zarzamoras, gatos monteses y nutrias con ciervos de los pantanos. Un gran desafío, si se tiene en cuenta que apenas esta a 23 kilómetros de la principal urbe del país.
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