El especialista señaló que los objetivos del estudio –que se hizo a lo largo de 2022– fueron dos. En primer lugar, demostrar que los días durante los que la ciudad se llenaba de humo la concentración de partículas contaminantes en el aire era más elevada: “Medimos que la cantidad de material particulado en el aire estaba tres veces por encima de los valores tolerables que recomienda la Organización Mundial de la Salud”, dijo. Según la OMS –que ha establecido parámetros para el monitoreo y categorización de la calidad del aire–, la contaminación del aire causa siete millones de muertes prematuras anuales en todo el mundo.
En segundo lugar, el equipo que llevó adelante la investigación pudo encontrar una relación entre la presencia de aire contaminado por humo de las quemas y un mayor nivel de ingresos por infartos en dos instituciones “de referencia” para toda la región, como el Centenario y el ICR. “Son muestras representativas que se hicieron en una institución pública y en otra privada. Pudimos demostrar de manera significativa que hubo dos veces más ingresos por infartos los días de quema, que los días durante los cuales no había humo en el aire”.
Para el profesional, uno de los objetivos del estudio fue tener una herramienta científica basada en datos que ayude a concientizar a la población sobre el daño que genera la contaminación ambiental, y que esto luego sea tomado por organismos estatales para elaborar mejores políticas de salud en relación con el entorno. “Desde nuestro lugar de científicos pudimos demostrar el impacto de respirar aire contaminado, ojalá esto abra una puerta para llegar a otras instancias de tomas de decisiones”.
Zapata detalló que respirar humo genera diferentes efectos sobre la salud humanar, particularmente en el aspecto cardiovascular, que van desde inflamación y generación de trombos hasta posibles cambios epigenéticos. “Si estamos muy expuestos a estas partículas durante mucho tiempo nuestro ADN puede modificarse e impactar en generaciones venideras”, dijo el experto, quien recordó que el humo no solo afectó a Rosario sino a una zona muy amplia. La pluma de humo de las quemas se extendía, en algunas ocasiones y según los vientos, en un área que podía llegar hasta los 300 kilómetros de distancia desde las islas del Delta.
Otros estudios realizados por equipos médicos de la región de Rosario encontraron resultados muy similares: así quedó establecido en el informe “La vida hecha humo”, publicado en 2020, que resalta que “los picos de gran aumento de la contaminación del aire por humo producen múltiples eventos patológicos agudos”, que van desde irritación ocular a cefaleas, con clara afectación a personas con enfermedades respiratorias o cardiovasculares preexistentes.
Para el profesional, una de las principales fortalezas del estudio es su carácter “multicéntrico”: esto significa que abarcó todos los ingresos hospitalarios por síndromes coronarios agudos en esos centros de salud rosarinos, que además son lugares de derivación de otros centros cercanos que también fueron afectados por la contaminación ambiental de los incendios, lo que proporcionó “una cantidad significativa de pacientes para el estudio”. Eso fue complementado con datos oficiales sobre los niveles de contaminación ambiental.
Del estudio participaron el Comité de Investigación de la Sociedad Argentina de Medicina (SAM), el Hospital Italiano de Buenos Aires, la Dirección de Epidemiología de la Provincia de Santa Fe, el Comité de Epidemiología SAM, el Hospital Centenario de Rosario, el Instituto Cardiovascular de Rosario y el Consejo de Salud Ambiental y Clínica Médica SAM.
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