Nuevo relevamiento alerta sobre una leve baja en la población de yaguaretés en la Selva Misionera
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El dato representa una señal de alerta para la conservación. Científicos realizan el monitoreo de la población de yaguaretés cada dos años en la Selva Misionera, desde 2003. La población misionera de yaguaretés, la más grande de la Argentina, hoy presenta una media de 84 ejemplares cuando el mismo estudio en 2022 hablaba de 93 ejemplares. (Acceso a fotos y videos)
Posadas, 24 de junio de 2025.- En la Selva Misionera quedan entre 64 y 110 yaguaretés, con una media estimada de 84 ejemplares. El dato surge del reciente estudio binacional de monitoreo poblacional realizado en Argentina y Brasil y la cifra representa una leve disminución respecto a años anteriores, tras un período sostenido de crecimiento y estabilidad poblacional.
“El yaguareté es un indicador de la salud del ambiente, está leve disminución refleja una presión creciente sobre nuestros ecosistemas. Es clave que las autoridades y la sociedad en su conjunto redoblemos su compromiso con su conservación”, advirtió Lucía Lazzari, coordinadora del programa Bosques de la Fundación Vida Silvestre Argentina. “Reforzar el trabajo integral sobre las áreas naturales protegidas de Misiones, con foco en la cacería y los conflictos entre yaguaretés y animales domésticos resulta hoy esencial para evitar que esta situación se agrave. Los parques provinciales y nacionales necesitan mayor financiación y más atención por parte de las autoridades”, agregó. Por su parte, Agustín Paviolo, investigador independiente del CONICET y líder del Proyecto Yaguareté advirtió “entre el 2006 y el 2018 a través del trabajo coordinado de organizaciones gubernamentales, ONGs y científicos logramos duplicar el tamaño de la población de Misiones, sin embargo, estas nuevas estimaciones nos muestran que no podemos reducir los recursos y esfuerzos para su conservación porque podemos perder todo lo logrado anteriormente”.
Los estudios poblaciones de la especie comenzaron en 2003, cuando la población apenas alcanzaba los 40 individuos. Desde entonces, gracias a acciones de conservación, gestión territorial, comunicación y educación ambiental, se logró duplicar y estabilizar la población. Sin embargo, los resultados actuales evidencian que la situación sigue siendo frágil y exige respuestas sostenidas y fortalecidas. A pesar de esta leve caída, Misiones, aún, mantiene la población de yaguaretés más grande de la Argentina.
Yaguareté, una especie en peligro
Entre 1990 y 1995 se estimaba que, en el Bosque Atlántico del Alto Paraná, que incluye la Selva Misionera y el Parque Nacional do Iguacu de Brasil, habitaban entre 400 y 800 yaguaretés. Para 2005, esa cifra se redujo a sólo 40 individuos poniendo al felino al borde la extinción. A partir de allí, instituciones gubernamentales, ONG’s y científicos trabajaron en el Plan de Acción de Conservación del Yaguareté, un documento consensuado para trabajar de manera coordinada en la conservación del yaguareté en Misiones.
A partir de 2003 se logró mantener la periodicidad en los monitoreos poblaciones y con el tiempo se duplicó la cantidad de yaguaretés. En 2018 se estimaba una población de 105 individuos y, luego de algunos años de estabilidad, se registra esta disminución.
¿Quién y cómo se desarrolla el monitoreo de yaguaretés?
El estudio fue liderado por científicos del Instituto de Biología Subtropical (UNAM – CONICET) nucleados en el Proyecto Yaguareté (CeIBA – CONICET) en Argentina y el Proyecto Onças do Iguaçu (ICMBio – Brasil), con apoyo de numerosas instituciones. La estimación poblacional fue desarrollada en el mayor remanente de Bosque Atlántico del Alto Paraná: la Selva Misionera, el Parque Nacional do Iguaçu y el Parque Estadual do Turvo en Brasil. Esta iniciativa binacional se repite cada dos años desde hace más de dos décadas, con el apoyo de Fundación Vida Silvestre Argentina, WWF-Brasil y otras organizaciones.
El relevamiento se basa en el análisis de imágenes captadas por cámaras trampa distribuidas en el área de estudio. Las mismas son cámaras fotográficas que se activan por movimiento cuando un animal pasa por delante, y toma una fotografía o un video. Las imágenes permiten estudiar y documentar la salud de la selva al conocer la presencia de diferentes especies. En el caso de los yaguaretés, cada uno es identificado por el patrón único de manchas de su pelaje, como nuestras huellas dactilares.
A partir de esta información los investigadores aplican modelos matemáticos que permiten estimar la población con un mínimo y un máximo posible de individuos de una especie en un área determinada. Se emplean porque no es posible contar a todos los animales directamente. Estos rangos reflejan la incertidumbre natural en este tipo de estudios, pero permiten seguir la evolución de la población a lo largo del tiempo.
Para el monitoreo realizado en 2024, cuyos resultados se conocieron hoy, se abarcó una superficie de más de 570.000 hectáreas entre ambos países, con 267 estaciones de muestreo, puntos geográficos específicos donde se ubicaron las cámaras trampa. Las hectáreas son el proporcional a 27 veces más grande que toda la Ciudad de Buenos Aires.
El yaguareté: ¿por qué es importante su conservación?
El yaguareté (Panthera onca) es el felino más grande del continente americano y el tercero a nivel mundial, después del león y el tigre asiático. La especie se encuentra en peligro crítico de extinción en Argentina debido a la pérdida de hábitat, el atropellamiento en rutas y la caza ilegal del felino y sus presas.
La conservación de este felino va mucho más allá de la protección de una sola especie. La conservación exitosa del yaguareté es fundamental para mantener los bosques saludables, las reservas de carbono, la biodiversidad, la disponibilidad de agua y el patrimonio natural y cultural. Estos esfuerzos no solo protegen toda la vida silvestre en el paisaje que representa el hábitat del yaguareté, sino que también ayudan a diversificar las oportunidades económicas para las comunidades locales y contribuyen a mitigar y adaptarse al cambio climático global.
Yaguaretés sin fronteras: la importancia de los corredores de biodiversidad
Desde hace años, el monitoreo poblacional del yaguareté se realiza de manera coordinada entre Argentina y Brasil. Esto responde a una realidad ecológica indiscutible: la fauna del Bosque Atlántico del Alto Paraná —la selva misionera— no reconoce fronteras y utiliza la continuidad de selva que aún se conserva entre ambos países. Esta conectividad permite que un mismo yaguareté sea detectado en Argentina y Brasil, reforzando la necesidad de conservar y recuperar los corredores de biodiversidad y de profundizar el trabajo binacional para proteger a la especie.
A través del patrón de manchas de cada ejemplar, único como una huella dactilar, es posible individualizarlos y seguir sus historias. Varias de ellas se han vuelto emblemáticas:
Hendú, un macho identificado en 2020 en el Parque Nacional Iguazú de Argentina, comenzó a ser registrado en Brasil en 2024. Gracias al esfuerzo conjunto de los equipos de investigación de ambos países, se le colocó un collar satelital que permitió observar en tiempo real cómo regresaba a territorio argentino. Sus movimientos continúan siendo monitoreados con precisión.
Perí, un joven macho de aproximadamente tres años —hijo de una yaguareté llamada Angá— nació y fue siempre registrado en Brasil. Sin embargo, durante este monitoreo fue fotografiado en la Reserva Forestal San Jorge, al sur del Parque Nacional Iguazú. Su desplazamiento demuestra una dispersión significativa en la búsqueda de territorio propio y el uso de los corredores.
También se suman registros de individuos ya conocidos por sus movimientos transfronterizos, como Araucano, un gran macho que cruza habitualmente entre ambos países, y Urupé, cuya primera aparición fue en Brasil y que también fue fotografiado en Argentina.

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