Elon Musk quiere cerrar el círculo del coche eléctrico
Para el sector del coche eléctrico una planta de estas dimensiones y esta capacidad energética tiene múltiples implicaciones. Supondría la posibilidad de una carga limpia y barata basada en un a red dominada por solar a gran escala que abarataría el kWh, reduciendo el coste total de propiedad de los coches eléctricos.
La posibilidad que ofrece la tecnología del coche eléctrico del almacenamiento bidireccional hace que las baterías estacionarias y las de los propios vehículos podrían actuar como respaldo a la red, algo que Tesla ya prueba con su programa Virtual Machine Mode en Australia.
Por último, con la sostenibilidad de la cadena de valor que integra generación y almacenamiento, Musk busca recortar la huella de carbono de la producción de baterías y coches, un punto clave en las futuras normativas europeas.
Los próximos pasos para este proyecto no están definidos, ni por calendario ni por ubicación. Musk anticipó que la decisión dependerá de alianzas públicas y privadas y de la agilidad regulatoria de los estados anfitriones. Los analistas advierten que la magnitud del proyecto puede chocar con la oposición local y los costes de transporte de electricidad. Sin embargo, la experiencia de proyectos de batería a escala y la rentabilidad creciente del negocio energético de Tesla dotan de credibilidad a la propuesta.

El pasado 1 de julio, Elon Musk desveló un nuevo desafío para la industria eléctrica tradicional. Un megaproyecto con el que pretende construir una planta fotovoltaica de 160 × 160 km en suelo estadounidense que, según sus cálculos, bastaría para cubrir todo el consumo eléctrico nacional, aprovechando la energía del Sol, al que define como un “reactor de fusión gigante en el cielo”.
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