Transformar basura en dinero: así funcionan las tiendas que pagan por tus residuos plásticos
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En el centro de Ámsterdam, Mariama Kamara ingresa a una de las nuevas tiendas Statiegeld cargando tres grandes bolsas de botellas y latas vacías. En menos de diez minutos, entrega 350 envases a una máquina de depósito y obtiene poco más de 50 euros, monto que será destinado a apoyar el restaurante familiar de su tía. Para Kamara, este sistema no solo es práctico, sino una manera eficaz de generar ingresos a partir de los residuos.
De acuerdo con The Guardian, la experiencia de Kamara es parte de una estrategia más amplia implementada en Países Bajos: transformar residuos plásticos en un incentivo económico directo. A través de tiendas especializadas, se facilita la devolución masiva de envases y se busca resolver las limitaciones del sistema tradicional de recolección, que depende en gran medida de supermercados y máquinas pequeñas que solo aceptan envases de marcas específicas.
El auge de las tiendas Statiegeld
Frente a la necesidad de alcanzar objetivos legales ambiciosos en materia de recolección de envases, la organización Verpact impulsó en 2024 la apertura de tiendas dedicadas exclusivamente a recibir botellas y latas. La primera fue inaugurada en Rotterdam y desde entonces se han recolectado más de un millón de envases. Ámsterdam cuenta ya con dos tiendas activas.
Estos establecimientos están diseñados para agilizar el proceso: equipados con máquinas de alta capacidad, permiten entregar hasta 200 envases en una sola operación. Su ubicación estratégica en zonas concurridas ha atraído a residentes, turistas, pequeños negocios y personas que recolectan residuos como fuente de ingreso, demostrando que transformar residuos plásticos puede ser también una vía de inclusión económica.
Un modelo que gana terreno en Europa
Si bien el concepto de retorno de depósitos no es nuevo, Países Bajos ha dado un paso adelante al especializar puntos de recolección. Desde la década de 1970, países como Canadá y Suecia implementaron sus propios sistemas, pero fue la legislación europea reciente —que exige una tasa de recolección del 90% de plásticos de un solo uso— lo que ha impulsado su expansión.
En 2006, Países Bajos lanzó su programa nacional, el cual ha evolucionado hasta alcanzar cifras destacables: en 2023 se recuperó el 77% de las botellas plásticas y el 84% de las latas. Sin embargo, aún falta camino por recorrer para cumplir con los objetivos legales establecidos.
Transformar residuos plásticos: un paso hacia la economía circular
Los envases recolectados no solo se reciclan, sino que se reintegran a la cadena productiva. El PET recuperado, por ejemplo, es utilizado para fabricar nuevas botellas. Según datos de Verpact, en 2023 las botellas ya incluían un 44% de PET reciclado, y para 2025 se espera que al menos el 25% del contenido de cada botella provenga de material reciclado.
Este modelo de economía circular no solo reduce el uso de materia prima virgen, sino que fortalece una cultura de responsabilidad compartida entre industria y ciudadanía. Las tiendas Statiegeld se convierten así en nodos clave para transformar residuos plásticos en insumos útiles para la industria.
Beneficios evidentes, desafíos persistentes
A pesar de los avances, el sistema enfrenta críticas. Algunos especialistas cuestionan que el incentivo económico sigue siendo bajo, sobre todo en envases pequeños, lo que reduce su capacidad para desalentar el consumo de plásticos de un solo uso. Además, se ha observado que en algunas ciudades los recolectores informales generan desorden al vaciar contenedores públicos en busca de botellas.
También hay implicaciones económicas. El mantenimiento de las máquinas, la logística de recolección y el procesamiento representan costos significativos. Sin embargo, desde Verpact se insiste en que los beneficios superan las dificultades, al considerar que el sistema ha contribuido a una disminución del 69% de botellas y latas en el entorno urbano, según un estudio del Ministerio de Infraestructura.
Un sistema en expansión, pero aún limitado
Actualmente, solo los supermercados están legalmente obligados a contar con máquinas de recolección, y su funcionamiento no siempre es óptimo. Esto limita la cobertura del sistema y su capacidad para alcanzar una adopción masiva. Las tiendas Statiegeld, en este contexto, se presentan como una solución intermedia que amplía el acceso y facilita el cumplimiento de las metas ambientales.
Para Hester Klein Lankhorst, directora ejecutiva de Verpact, el camino es claro: facilitar el retorno de envases y mejorar continuamente la infraestructura disponible. “No existe una solución única, pero en conjunto podemos lograr que devolver botellas y latas sea cada vez más sencillo y efectivo”, afirma.
Del residuo a la oportunidad
El modelo neerlandés demuestra que transformar residuos plásticos puede ir más allá del reciclaje convencional. Al crear incentivos económicos, diseñar espacios funcionales y promover una cultura de responsabilidad, las tiendas Statiegeld ofrecen una ruta viable para enfrentar el desafío de los residuos urbanos. En tiempos donde la sostenibilidad requiere respuestas urgentes y creativas, estas iniciativas aportan un ejemplo replicable, funcional y con impacto tangible.
Fuente: expoknews.com/

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