La Incapacidad de Disfrutar de la Naturaleza
Los turistas odian las playas. Sin embargo, concurren a ellas con la excusa de gozar del mar y las dunas. Pero al llegar se atrincheran detrás de los objetos de su vida moderna.
Por Walter Raymond
¿Para qué van?
El suave oleaje es apenas un murmullo. El mar se desliza sobre la fina arena de la orilla. Se esfuerza vanamente una y otra vez, como si intentara mojar los pies de los veraneantes sentados en cómodas reposeras bajo coloridas sombrillas. Estos hablan, comparten mate, juegos, sándwiches y bebidas frescas provenientes de heladeras portátiles.
Algunos turistas, recostados sobre lonas, leen libros o revistas sin mirar el mar. Otros prefieren cerrar sus ojos y subir el volumen de sus auriculares. Los mayores optan por la letanía de una radio que nadie entiende ni escucha…
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