El declive irreversible del carbón
El protagonismo creciente de las energías renovables viene acompañado por una notable disminución en la generación eléctrica a partir de carbón. Esta tendencia, impulsada por caídas significativas en China y la Unión Europea, está reduciendo la huella ambiental del sector energético. A pesar de que Estados Unidos, India y otros países asiáticos mantendrán un leve aumento en el uso de carbón, el balance global será claramente a la baja.
Este fenómeno es clave para el cumplimiento de compromisos climáticos globales. La AIE atribuye esta reducción a la combinación entre el crecimiento renovable y la transición del carbón al gas natural en muchas regiones, lo que a su vez ayuda a mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Un récord en energía nuclear y gas natural
Paralelamente al ascenso de las energías renovables, la energía nuclear y el gas natural también alcanzarán niveles récord en 2026. El resurgimiento nuclear será impulsado por la reactivación de centrales en Japón, la producción robusta en Francia y Estados Unidos, y nuevos reactores en China, India y Corea del Sur.
El gas natural, por su parte, experimentará un crecimiento moderado del 1.3% anual, consolidándose como un combustible de transición clave para reducir emisiones mientras se fortalece la infraestructura renovable. Este panorama destaca la importancia de diversificar la matriz energética con tecnologías limpias y de baja emisión para lograr una transición equilibrada.
La demanda eléctrica: un reto para la sostenibilidad
El crecimiento acelerado de la demanda mundial de electricidad es un factor crítico en esta ecuación. Se prevé que la demanda aumente un 3.3% en 2024 y un 3.7% en 2025, tasas superiores al promedio del 2.6% entre 2015 y 2023. Este aumento se debe al crecimiento industrial, la expansión del uso de electrodomésticos, la electrificación del transporte y la calefacción, y la proliferación de centros de datos.
En este contexto, el liderazgo de las energías renovables se vuelve indispensable para garantizar que el crecimiento económico y tecnológico no comprometa los objetivos de sostenibilidad. La responsabilidad social corporativa debe reconocer este desafío y promover inversiones que permitan un suministro eléctrico limpio y confiable.
Un futuro donde las energías renovables lideran el camino
La AIE prevé que en 2026 las energías renovables representarán cerca del 20% de la generación mundial sólo en eólica y solar, un salto enorme comparado con el 1% de 2005. Esta expansión es una señal clara del rumbo que debe seguir el sector energético para cumplir con los compromisos climáticos y asegurar un planeta habitable para las futuras generaciones.
Desde la perspectiva de la responsabilidad social, este cambio es una invitación a impulsar modelos de negocio y políticas que apoyen esta transición energética, fomentando el desarrollo tecnológico, la inclusión social y la mitigación del cambio climático. Los tiempos de los fósiles están quedando atrás, y las energías renovables están tomando el liderazgo.
La energía del cambio social y ambiental
El liderazgo de las energías renovables en el suministro global de electricidad no es solo un avance tecnológico, sino un triunfo en responsabilidad social y ambiental. Este cambio abre la puerta a un nuevo paradigma donde empresas, gobiernos y sociedad civil deben colaborar para fortalecer una matriz energética sostenible.
La historia que vivimos es una oportunidad para transformar no solo cómo producimos energía, sino también cómo construimos economías más justas y respetuosas con el planeta. El 2026 marca el año en que el mundo dirá adiós a los fósiles y dará la bienvenida a un futuro energético más limpio y equitativo, liderado por las energías renovables.
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