La lucha por salvar al cacatúa de crestón amarillo, una especie en peligro crítico en Hong Kong
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En el bullicioso distrito de Causeway Bay en Hong Kong, se libra una lucha silenciosa por la supervivencia de una de las especies más amenazadas del mundo: el cacatúa de cresta amarilla. Con una población que oscila entre 1,200 y 2,000 ejemplares, esta especie, nativa de Timor Oriental e Indonesia, encuentra en Hong Kong un refugio inesperado, donde se estima que reside aproximadamente una décima parte de los individuos que quedan en el planeta.
A pesar de que los cacatúas son una presencia habitual en el paisaje urbano de Hong Kong, su futuro es incierto debido a la pérdida de hábitat y a la sospecha de un mercado negro que trafica con estas aves raras. Según Astrid Andersson, investigadora postdoctoral de la Universidad de Hong Kong, la situación es alarmante: «Cuando comencé a monitorear estas aves hace casi diez años, había muchos más juveniles que ahora».
Los cacatúas de cresta amarilla no construyen sus propios nidos, sino que dependen de cavidades naturales en los árboles, de las que aproximadamente el 80% han desaparecido en los últimos años, debido a daños por tifones y a la poda excesiva por parte del gobierno. Para contrarrestar esta tendencia, Andersson ha diseñado cajas nido que simulan los huecos naturales que estos pájaros buscan para anidar. Su objetivo es instalar alrededor de 50 de estas cajas en toda la ciudad.
Convivencia entre humanos y fauna
La presencia de los cacatúas en Hong Kong representa un caso significativo de convivencia entre humanos y fauna. Aunque se cree que la población actual de estas aves en la ciudad es el resultado de mascotas que se escaparon, su adaptación a los parques urbanos, repletos de árboles maduros, ha creado un «santuario» para ellos. La vida de estos cacatúas se ha integrado en la cotidianidad de la ciudad, con sus característicos gritos resonando al caer la noche.
Sin embargo, la percepción de muchos residentes es que se trata de aves comunes, como los periquitos que suelen ver en su entorno. «Pensábamos que eran como un periquito cualquiera», comenta un vecino de la zona de Sai Ying Pun.
A pesar de su apariencia similar a los cacatúas de cresta de azufre, que no corren peligro de extinción, es importante destacar que las diferencias genéticas son notables y que el estado de conservación de cada especie es muy distinto.
La situación se complica aún más con la existencia de un mercado negro. En el famoso mercado de aves de Hong Kong, los comerciantes conocen bien la diferencia entre las dos especies. Mientras que los cacatúas de cresta de azufre se exhiben abiertamente, los cacatúas de cresta amarilla solo se muestran a petición. Los precios pueden alcanzar hasta los 56,000 dólares de Hong Kong (alrededor de 7,000 euros) para un ejemplar de un año, y 14,000 dólares para un polluelo de dos meses.
A pesar de que desde 2005 es ilegal comercializar cacatúas de cresta amarilla capturadas en la naturaleza, la venta de ejemplares criados en cautiverio sigue permitida, siempre que los criadores cuenten con las licencias adecuadas. Sin embargo, hasta la fecha, no existen criadores registrados en Hong Kong, lo que plantea serias dudas sobre la legalidad de estas transacciones.
Sharon Kwok Pong, fundadora de Hong Kong Parrot Rescue, ha expresado su preocupación por la posible existencia de un mercado negro. «Hay personas que descubren dónde están estas aves y las atacan», señala. Aunque los cacatúas criados en cautiverio deben llevar un anillo en la pierna y documentación que verifique su origen, estas pueden ser falsificadas con relativa facilidad.
Andersson ha desarrollado una prueba forense que analiza la dieta de los cacatúas para determinar si han sido capturados recientemente en la naturaleza, con la esperanza de que esto contribuya a hacer cumplir la prohibición de ventas ilegales.
La población de cacatúas en Hong Kong podría llegar a ser vital para la supervivencia de la especie. «Podría funcionar como una población de respaldo para los contrapartes salvajes en Indonesia», concluye Andersson, resaltando la importancia de cuidar y proteger a estos singulares habitantes del entorno urbano.
Fuente: larepublica.es/
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