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Punto de encuentro entre las Empresas, el Medio Ambiente y la Sustentabilidad

Agricultura sustentable ¿con qué se come?

Autor: Enildo Iglesias*

Alvin Toffler, quien escribió en los años 80 el polémico libro ¨La tercera ola¨, donde sostiene que la ¨Primera ola (la agricultura) fue sucedida por la ¨Segunda ola¨ (era preindustrial, basada en la alta tecnología), acaba de publicar un artículo en Los Angeles Times. En ese artículo, Toffler pronostica que sensores remotos situados en satélites espaciales, tractores guiados por computadoras y los adelantos de la biotecnología, harán económicamente factible para los agricultores tratar a las plantas una por una en lugar de tratarlas en masa.

De esta manera, pronostica el autor, se abandonará la producción agrícola masiva (característica de la llamada ¨Revolución Verde¨, equivalente a la producción en una fábrica), volviendose al cuidado planeta por planta, que es lo que los campesinos hacían y aún hacen donde la agricultura es preindustrial. Y se pregunta ¿Cuáles son las probables consecuencias de la revolución de la ¨Tercera ola¨ en la agricultura? Dentro de sus respuestas destacamos las siguientes:

La tierra y la economía de mano de obra serán menos importantes, el conocimiento será lo más importante.

Pronostica para la sociedad, en lo que denomina ¨el escenario malo¨, una inquietud urbana masiva, cuando millones de campesinos sin tierra y sin empleo se trasladen a las ciudades en busca de trabajo.

Estos modernos Julio Verne tienen sus razones, trataremos de explicarlas.

La Agricultura sustentable

Desde hace unos años comenzamos a escuchar conceptos nuevos tales como: agricultura sustentable, reciclaje de recursos, ahorro de energía, protección a la naturaleza, biodiversidad, patentes biológicas, etc. No se trata de temas de ¨marketing¨ o manifestaciones contestatarias. Estamos asistiendo al cambio del paradigma mundial. Pero ¿cuál era el orden anterior?
En el siglo pasado un proceso de industrialización de la agricultura, principalmente en Europa y Japón, luego seguido por los EE.UU. Simultáneamente, la consolidación de la matriz petróleo, con sus ramas de la petroquímica, trajo un gran desarrollo para la industria de la agricultura o agricultura industrial (fertilizantes, agrotóxicos, plásticos, combustibles y aditivos para alimentos).

En los últimos 50 años (es decir, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial) las Compañías Transnacionales (CTNs), de la industria de la agricultura, llevaron a todos los rincones del mundo sus metas y productos, dentro de un contexto político, ideológico, económico y financiero. Hubo distintas reacciones al nuevo modelo, según el estado de desarrollo cultural, social y económico en los diferentes países. Pero, con la polarización entre los bloques hegemónicos (Guerra Fría), se organizó en la parte occidental la modernización acelerada de la agricultura, a través de lo que se denominó la ¨Revolución Verde¨. En esa ¨revolución¨, los planes era asumidos por los gobiernos locales y las metas alcanzadas por las CTNs.

Como en los países de América Latina había mucho espacio, mucha población rural y grandes desniveles sociales, el impacto inicial fue avasallador. Hubo modernización de la ciencia y tecnología agrícola, junto a la instalación de un sistema de extensión rural, para la implementación de los planes y programas específicos de los gobiernos locales: programas de semillas industriales; programas de expansión del uso de defensa sanitaria; programas de corrección y fertilización del suelo; programas de calidad y padronización de los productos agrícolas, etc. Por ese camino se creó un mercado artificial, principalmente destinado a la exportación, ubicado por encima de realidades culturales, sociales y económicas.

Luego de 50 años, el impacto de estas transformaciones es devastador y con graves consecuencias para todos los países subdesarrollados: éxodo rural, concentración de la tenencia de la tierra, devastación y envenenamiento del ambiente, pérdida de las raíces culturales, degradación social y destrucción del patrimonio histórico natural. Todo lo cual es reconocido ahora por los gobiernos de los países industrializados.

La agricultura fue convertida en una desenfrenada consumidora de productos. Las estadísticas eran escondidas, pero en los 80´ se conoció que por cada kilogramo de tomate recogido, 490 gramos eran para pagar los insumos y venenos utilizados compulsivamente. De cada docena de naranjas producidas, cuatro eran para pagar los mismos insumos, todos ellos financiados por la red bancaria.

Finalizada la Guerra Fría, el ¨Nuevo Orden Internacional¨ se caracteriza por el inicio de la globalización, la racionalización del Estado Nacional y mega-inversiones en biotecnología e ingeniería genética, proponiéndose reorganizar la agricultura en el planeta. A los países subdesarrollados se los prepara para una ¨agricultura y desarrollo sustentable¨, dentro de ellos, los países africanos y algunos asiáticos recién comienzan a recibir la invasión de la ¨Revolución Verde¨. En abril de 1991, se celebró en los Países Bajos la Conferencia Internacional sobre Agricultura y Desarrollo Rural Sustentable, donde pudo verse a los países industrializados y las CTNs denunciando a los países subdesarrollados como responsables por la devastación, envenenamiento, degradación social y desnivel económico, comprometiéndose a ayudarlos a mejorar y reorganizarse.

La matriz tecnológica que está siendo implementada es la biotecnología y la ingeniería genética. En ambas, en los últimos 20 años se invirtió en forma masiva, principalmente a través de las CTNs. En el futuro, la matriz tecnológica de la economía no será el petróleo (producto finito) ni su industria básica: la petroquímica.

En cambio, la biotecnología y su renovabilidad, sería infinita y sustentable. Hoy, todas las empresas de punta en el sector de la petroquímica invierten ferozmente en biotecnología e ingeniería genética. El costo es tan alto, que obliga a las funciones y sociedades entre las CTNs del sector que comentaremos más adelante. Esta es la nueva matriz tecnológica-científica, de ella surge el nuevo paradigma para la agricultura y la sociedad.

La Biodiversidad y un Chamán Transnacional

Souza Cruz (la filial brasileña de la British American Tobacco) acaba de anunciar que eliminará el uso de agrotóxicos en las plantaciones de tabaco. Según la compañía, ha invertido en los últimos siete años, US$ 1,5 millón anual en el desarrollo de una forma de producción de mudas de tabaco sin utilización de bromuro de metilo. Actualmente, la compañía está introduciendo el control biológico de enfermedades en las plantas mediante un hongo benigno.

El ejemplo de Souza Cruz nos lleva directamente al tema de la explotación y privatización de la biodiversidad. Por ejemplo, en Brasil, existen entre 50 y 60 mil especies de plantas. Plantas nativas -que a través del conocimiento transmitido en forma oral, siempre fueron utilizadas en el tratamiento de diversas dolencias- ahora han sido patentadas. Esto lo podemos ver en los nuevos productos farmacéuticos, cosméticos, etc., que contiene principios activos de plantas brasileñas.

En el “1er. Seminario Indígena de América Latina y el Caribe¨”celebrado recientemente en México, se denunció que laboratorios internacionales no sólo han patentado las propiedades curativas de 5.000 de las 30.000 plantas que utiliza la medicina indígena, sin pagar ningún derecho, ni a las tribus ni a los gobiernos, sino que hasta llegaron a extraer sangre a los Yaquis amazónicos para elaborar antígenos. La Asamblea del Parlatino (Parlamento Latinoamericano) ya había denunciado esta situación, instando a los gobiernos a legislar para proteger la medicina tradicional de los pueblos indígenas y sus intereses. En esa oportunidad se denunció que el laboratorio que había extraído sangre y suero de los indios a los efectos de patentar anticuerpos y antígenos, tiene el nombre de los médicos indígenas: “Chaman”. Hasta el momento, este laboratorio ha tenido ingresos por US$ 317 millones por concepto de la venta de medicamentos elaborados a partir de esos antígenos, sin que los indígenas o los países hayan recibido un dólar.

Como contracara a esta piratería de la farmacopea indígena, recientemente visitó Uruguay un grupo de indios Tapajós de Brasil, promoviendo la venta de hierbas curativas que traen de lo más recóndito de Mato Grosso. El cacique Djarma Soares manifestó que “esta medicina no solamente es cortada en la propia selva, sino que muchas plantas son cultivadas por nuestros hermanos en la reserva indígena”. Y aseguró que el cultivo se realiza bajo la supervisión del ¨abuelo¨ de la tribu (que afirma tiene 117 años de edad) quien se ocupa de las plantaciones, ayuda a la gente y transmite sus conocimientos a los más jóvenes para que este saber no se pierda. Los Tapajós resumen la importancia del cuidado de las curativas con un concepto muy simple: “Si cortamos se terminan, y si se terminan no tenemos salud”. Muy diferentes son las propuestas de los Tapajós y las del laboratorio Chamán. Todos nosotros (en el ámbito individual y colectivo) tenemos el derecho y la obligación de optar. Y es en estos términos que está planteado el desafío.

Lo Sustentable

La gran paradoja, es que la propuesta de una agricultura sustentable para los países de América Latina, está ¨trayendo¨ el tipo de agricultura que todavía es practicada en grandes áreas del continente por aquellos que no se adaptaron a las normas de la ¨Revolución Verde¨. De manera que la novedad para los países industrializados, fue nuestra realidad de siempre.

La forma como las CTNs y el neoliberalismo de los gobiernos locales están implantando estas ¨novedades¨, impacta y desestructura los más recónditos enclaves de pequeños agricultores, sobrevivientes indígenas y comunidades rurales aisladas. Las semillas estériles, los cultivos microbiológicos y las semillas resistentes a los herbicidas, seguramente provocarán un crecimiento de la economía, pero al mismo tiempo condenan totalmente a esas comunidades que resistieron la etapa anterior.

¿Alimentos para quién?

Parece lógico sostener que todos los países subdesarrollados deberían tratar de producir la mayor cantidad posible de sus propios alimentos básicos, a los efectos de reducir su dependencia de la importación de los mismos. Pero este concepto está contrapuesto a las actuales normas del comercio. Los economistas convencionales pregonan que si a un país le resulta más barato importar productos alimenticios, debe hacerlo, en lugar de invertir recursos en el costoso proceso de producirlos. Esta teoría no es aplicable para un producto tan vital como el alimento básico. En primer lugar, porque salvo una minoría, los países tienen escasez crónica de divisas y en esa situación su dependencia podría causar inseguridad, desabastecimiento y aumentos de precios, con tremendas consecuencias sociales.

La seguridad en materia de abastecimientos de alimentos básicos es para un país tan importante o más, que su seguridad en materia de abastecimientos de alimentos básicos igual que a otra negociaciones del comercio internacional.

Por otra parte, la principal meta de sustentabilidad debe ser la calidad y naturalidad de los alimentos. Actualmente en América Latina, quien organiza este tipo de producción son los movimientos alternativos, pero con el ¨marketing¨ de las CTNs, la complicidad de los gobiernos y el apoyo de los organismos internacionales (inclusive de la Naciones Unidas) se desestructurará esta participación con la imposición de una ¨novedad¨ ya existente, pero fuera de la escala de valores y comprensión actual. El ejemplo de los indios Talamanca, en Costa Rica, productores de banano orgánico (sin agrotóxicos) es de importancia capital, pues luego las empresas bananeras tratarán ese banano como producto del ¨Nuevo Orden¨ y los dueños de esa tecnología y conocimiento, quedarán imposibilitados (como hemos visto en el ejemplo de los Yaquis) de comercializar su producto. Ello configura una flamante usurpación.

Producir alimentos orgánicos significa producir alimentos sanos y consumir alimentos sanos. Es un derecho elemental de cualquier persona. De este derecho se beneficia ahora una minoría privilegiada, generando un mercado que ya mueve miles de millones de dólares anuales. En EE.UU. el mercado orgánico crece entre 20 – 30% cada año, pasó de US$ 178 millones a fines de los 80, a US$ 4.200 millones en 1997. Los ejemplos abundan: en Dinamarca se espera que antes del 2000 una quinta parte de su mercado alimentario sea orgánica. En Suecia, la leche que se sirve en los McDonald´s es orgánico. En Argentina, el establecimiento el Guanaco (Bahía Blanca) propiedad de la familia Carroza exportó 12,5 toneladas de ajo y cebolla orgánica en 1997, este año venderá 20 veces más. En Paraguay, el ingenio azucarero Otisa SA aumentó 12 veces sus exportaciones de azúcar orgánica desde que comenzó a producirlo en 1994. Aria Specialties, una filial de la compañía Usher SA de México, comenzó a fines del año pasado a fabricar pastillas de menta orgánica y ahora tiene una linea de siete productos orgánicos. La Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM, por sus siglas en inglés) estima que el mercado mundial actual de productos orgánicos de US$ 11.000 millones, trepará a US$ 100.000 millones antes de diez años.

Este mercado, mirado desde el punto de vista económico, es interesante. Las exportaciones de la familia Carroza de Argentina (que exporta a contra-estación a Europa) obtienen un sobreprecio de 25 a 30% superior a los productos convencionales, el azúcar orgánico paraguayo se vende entre 150-200% más caro, el café orgánico mexicano se vendió en la temporada 1996/97 un 17% encima del precio promedio del resto del café producido en México. Kraft Jacobs Suchard, subsidiaria de Philip Morris y una de las mayores procesadoras de café del mundo, elabora una bebida a partir de café orgánico peruano para el mercado alemán. El café es producido por la cooperativa Cocla, que recibe un precio entre 20-25% mayor por el café orgánico. Un productor de café orgánico de Paraná (Brasil) recibe por ese café un precio 30% superior. En la zafra 1998/99 Brasil exportará 7 mil toneladas de soja orgánica con un precio 100% superior a la soja convencional. Cinco mujeres, productoras de tomate orgánico en Río Grande do Sul (Brasil) formaron una cooperativa que está cosechando tomates orgánicos cada dos meses, con una ganancia de 100% entre el costo de producción y el precio de venta.

Por otra parte, encontramos que una pequeña gama de organizaciones internacionales está preocupada en vender servicios para la organización, producción y principalmente comercialización, de productos sustentables. Pese a que varias de estas entidades son beneméritas, generalmente imponen normas de producción y etiquetado, cobrando tasas por el servicio de comercialización mediante las cuales participan en los lucros del nuevo segmento, disminuyendo las ganancias de los agricultores.

Desde nuestro punto de vista, debemos expandir la agricultura sustentable que ya tenemos, para ello necesitamos que los aspectos culturales, sociales y económicos sean respetados dentro de sus particularidades, regionalidades e idiosincrasias. Y lo más importante: no habrá agricultura sustentable si no tenemos una ideología sustentable y organizaciones (sindicales y de pequeños campesinos) también sustentables.

¿En qué se basa la Agricultura “Sustentable” de las CTNs?

En primer lugar, en la permanencia del ideal capitalista: en nombre del lucro todo es permitido. En segundo lugar, en la biotecnología, nuevo campo del conocimiento y fuente de lucro. Un mercado que ya está moviendo miles de millones de dólares anuales.

En una definición simple, por biotecnología se entiende el control de las funciones biológicas con la finalidad de interferir en los procesos vitales de los seres vivos con el objetivo de mejorar, modificar o desarrollar ciertos productos. En realidad no es ninguna novedad, por el contrario, es la más antigua de las prácticas humanas. Excluyendo los descubrimientos de los pueblos americanos y ¨primitivos¨ en general, en el ramo de la biotecnología podemos citar la fermentación de bebidas (7000 Antes de Cristo), panificación (4000 AC), Agricultura (3200 AC), rotación de cultivos (1800) hasta las primeras plantas transgénicas (tabaco) en 1988.

¿ Cómo se mueven las CTNs?

Se mueven en una especie de ¨fuga hacia adelante¨. Corren para escapar a las crisis del sistema. Desde mediados de los años 70´ la acumulación de capital se realiza en base de anexiones de empresas, recompras y fusiones. Al inicio de los años 90´, 37.000 CTNs con sus 170.000 filiales controlaban la economía internacional. Pero el poder real se encuentra en el círculo de las 200 primeras, y son ésas las que han experimentado un crecimiento ininterrumpido por vía de las funciones y recompras de empresas. Así, la parte del capital transnacional dentro del Producto Bruto Interno Mundial ha pasado del 17% a mediados de los años 60´ al 24% en 1982 y a más del 30% en 1995. Esas 200 mayores son conglomerados cuyas actividades mundiales cubren los sectores primario, secundario y terciario (grandes explotaciones agrícolas, producción manufacturera, servicios financieros, comercio, etc.). Geográficamente se reparten en diez países Japón (62), Estados Unidos (53), Alemania (23), Francia (19), Reino Unido (11), Suiza (8), Corea del Sur (6), Italia (5) y Holanda (4).

Entre 1986 y 1996 los reagrupamientos de empresas se multiplicaron a un ritmo de 15% al año. Si nada cambia de aquí al año 2000, el costo acumulado de tales transacciones alcanzará US$ 10 billones (millones de millones). Es claro, en la actual coyuntura económica del mundo (deflación, enlentecimiento del crecimiento, desempleo, subempleo y endeudamiento) las CTNs no encuentran otra alternativa para lograr su expansión que absorber a sus competidores, y de esa manera conquistar nuevos mercados. ¿Cuánto durará este juego? Nadie lo sabe, dado que las anexiones de empresas se financian mediante el endeudamiento. Tal como sucede con la economía mundial: no puede haber crecimiento infinito en un mundo finito, esta es una regla que también se aplica a las CTNs, por poderosas que estas resulten.

Hoy, el campo de las grandes inversiones de las CTNs es la biotecnología y la ingeniería genética, las compañías está invirtiendo enormes sumas para crear nuevas variedades de semillas mediante la transferencia de genes de una especie de planta o animal a otra. El resultado se denomina organismo transgénico y estas plantas o animales pueden ser patentadas como cualquier creación o invento. Un ser vivo (una semilla encierra vida) solamente puede ser producido y reproducido por el dueño de la patente, esto obliga al productos agropecuario a comprar la semilla o animal a la compañía dueña de la patente.

Como hemos visto, plantas transgénica es aquella que recibió, en los núcleos de sus células, genes de virus, bacterias o de otros seres (incluso animales) introducidos por ingeniería genética. Los genes introducidos dan a la planta características especiales, como resistencia a los insectos y herbicidas, mejoramiento de su tenor nutritivo o retardo en la maduración de sus frutos. Es el caso de la soja transgénica Ruondup Ready, elaborada por la compañía Monsanto, que tiene la cualidad de ser resistente al herbicida Roundup (glifosato) …fabricado por Monsanto. En este negocio, poco importa que restos de glifosato fueran encontrados en zanahorias y lechugas plantadas dos años después en suelos tratados con el veneno. Que sea el principal causante de dermatitis en California y que hierbas dañinas ya sean resistentes al Roundup en Australia. El lucro justifica todo y en función de él es estima que en 1999, 20 millones de litros de Roundup serán utilizados solamente en Brasil.

En los EE.UU., desde que las semillas transgénicas fueron lanzadas al mercado en los últimos tres años, la biotecnología pasó de ser una ciencia en desarrollo a un negocio millonario. Ahora estas semillas son responsables por casi la mitad de las plantaciones de algodón, 40% de las de soja y 20% de las de maíz (recordemos que a EE.UU. es responsable por el 41% de toda la producción de maíz del mundo).

La inversión que requiere la biotecnología y la ingeniería genética es tan grande, que las CTNs del sector están fusionando a los efectos de lograr la supremacía en esa carrera. Calgene, la creadora de la soja transgénica ya no existe más, fue absorbida por Monsanto, que también se asoció con Cargill para desarrollar granos genéticamente modificados.

Ciba Geiby fusionó con Sandoz y Merck, transformándose en Novartis; Schering Boehringer con Hoechst, transformándose en AgrEvo.

La compañía inglesa Pig Improvement Co. adquirió 49% del paquete accionario de la brasileña Agroceres para dedicarse a la genética en los suinos.

Bunge & Born está vendiendo sus empresas del sector alimenticio en Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela. Un representante de B&B declaró: ¨no vendemos porque estas empresas no sean rentables, sino porque tomamos una decisión estratégica de concentrarnos en el negocio de los granos y los fertilizantes¨.

La gran carrera es hoy entre Monsanto (que ya controla el 80% de las semillas de algodón en los EE.UU.) y DuPont.

Ambas están constituyendo un verdadero oligopolio. ¿Cuánto se invierte es esta carrera? DuPont, en los últimos meses lleva invertido US$ 1.700 millones en adquirir el 20% de Pioneer Hi-Bred Int.; US$ 1.500 millones en la refinería de soja de Protein Technologies Int.; US$ 2.600 millones por una parte de Merck & Co.

Por su parte Monsanto invirtió US$ 2.300 millones en la parte que aún no controlaba de DeKalb Genetics Corp.; US$ 1.900 millones en acciones de Delta & Pine Land Co.; US$ 1.000 millones por Holden´s Foundation Seeds Inc. y el acuerdo cerrado con Cargill establece que cada una de las partes invertirá US$ 100 millones anuales solamente en investigación.

Mejor vender veneno que alimentos

Veamos algunos números relativos al comercio agrícola:

El comercio agrícola mundial llegó a US$ 585.000 millones en 1996.

La Unión Europea exportó productos agrícolas por US$ 231.000 millones e importó por US$ 257 millones. La Población Económicamente Activa en la agricultura de la Unión Europea era estimada en 1990 por la OIT en 10.724.000 personas.

Los EE.UU. exportaron US$ 82.000 millones e importaron por US$ 57.000 millones.

Los puestos de trabajo en la agricultura en este país se estimaban en 3.630.000.

Brasil exportó por US$ 16.700 millones e importó US$ 7.500 millones y se estimaba en 15.242.000 el número de trabajadores en el sector agrícola.

Frente a ello tenemos que:

Cargill (la mayor empresa mundial de procesamiento y comercialización de granos) tiene ventas anuales en todo el mundo por US$ 56.000 millones y da empleo a unas 70.000 personas.

Monsanto (que actúa en las áreas de alimentos y salud) facturó US$ 7.514 millones en 1997 y emplea 22.000 funcionarios.

Las anteriores cifras permiten llegar a varias conclusiones. Pero dado el tema que estamos abordando, importa destacar que una sola CTN, Cargill, factura anualmente el equivalente al 27,3% del total de las exportaciones agrícolas de la Unión Europea o el equivalente al 73% de las exportaciones agrícolas de los EE.UU.

Por su parte, las ventas totales de Monsanto equivalen a la mitad de la exportaciones agrícolas de Brasil. Si las exportaciones y el número de trabajadores en la agricultura, los comparamos con las ventas de las compañías y el número de trabajadores que ocupan, encontramos que cada trabajador agrícola de la UE produce anualmente para la exportación US$ 21.540; cada trabajor de los EE.UU. US$ 22.590; cada trabajador de Brasil, US$ 1.097; cada trabajador de Monsanto, US$ 341.545 y cada trabajador de Cargill, US$ 800.000.

Y la carrera recién comienza. Como hemos visto, Cargill y Monsanto formaron el pasado mayo un ¨joint venture¨ para más y mejores opciones para alimentar la creciente población mundial de manera eficiente y ambientalmente correcta¨. Robert Shapiro, presidente de Monsanto, no se quedó atrás cuando manifestó: ¨juntos llevaremos nuevas soluciones basadas en el rápido desarrollo de las características de la próxima generación de plantas, aquellas que disminuyen los costos de producción y aumentan la calidad de la nutrición animal y del procesamiento de granos en los mercados para todo el mundo¨.

Ninguno mencionó que Monsanto acaba de asociarse con Scotts Co. para producir plantas genéticamente modificadas. ¿Plantas que producirán más alimentos. mejores y más baratos? No, plantas ornamentales para macetas y jardines, flores, arbustos y césped para parques. Por supuesto que todas las variedades serán resistentes al herbicidas Roundup de Monsanto.

Tanto uno como el otro, también ocultan el hecho de que, hace treinta años, las mismas empresas prometían similares resultados a través de la ¨Revolución Verde¨ y el uso en gran escala de sus venenos en las plantaciones del Tercer Mundo.

Los agrotóxicos, que nacieron como armas de guerra, fueron convertidos en “plaguicidas” por las mismas compañías que las fabricaban y siguieron lucrando con ellas. Así, las CTNs se convirtieron en dueños de la muerte (no es exageración, 3 millones de personas se intoxican anualmente con agrotóxicos, de las cuales mueren 220 mil). Ahora también pretenden apropiarse de la vida.

El Hombre convertido en Dios

Sebastião Pinheiro y Dioclécio Luz en la introducción de su libro ¨Ladrões de natureza¨ (Ladrones de la naturaleza) expresan: La biotecnología marca un tiempo, un momento en la historia en que fue dada al hombre la oportunidad de reflexionar sobre su destino. En ninguna otra circunstancia, tuvo tanto poder como ahora. Más que un brujo, él tiene poderes de un dios. Poder de crear animales, plantas, seres pequeños y grandes. Y crear en el sentido lato de la palabra: manipular genes hasta que surja algo, algo (…) es un tema que trasciende la cuestión económica. Cuando se habla de biotecnología se está hablando de vida, esto es, de filosofía, sociedad, ética, religión, sobrevivencia del planeta.

Lo más difícil para una evaluación de los impactos de las biotecnología en el mundo moderno y sus implicaciones en el futuro del planeta es que el tema permite muchas formas de abordarlo. Muchos debates deberán ocurrir, muchos libros necesitan ser escritos para que la sociedad perciba con que tipo de magia se están moviendo. En esta obra, el enfoque mayor es sobre la cuestión del poder adquirido (o heredado) por aquellos que detentan y avanzan en el conocimiento sobre la biotecnología. ¿Pueden unos pocos dominar la producción de alimentos en el planeta y ser dueños de la vida? ¿Ellos tienen derecho a manipular genes hasta crear seres que van a servir a sus intereses? ¿Ellos pueden llegar a un país, robar la biodiversidad, extraer la materia prima y registrarla a su nombre? Los economistas dicen que sí. El buen sentido y la dignidad dicen que no.

Lo Transcripto anteriormente resume el desafío que la humanidad tiene por delante.

Nosotros, trabajadores y trabajadoras en la agricultura y en la elaboración de alimentos no podemos eludir ese desafío, ni convertirnos en cómplices de los ¨ladrones de la naturaleza¨. Para no serlo debemos efectivizar nuestra lucha y profundizar la coordinación de esfuerzos y recursos junto a otros sectores sociales.

No olvidemos que el futuro también lo podemos construir nosotros.

*Secretario Regional Latinoamericano de la UITA
Colección: CABICHUI

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