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Punto de encuentro entre las Empresas, el Medio Ambiente y la Sustentabilidad

Ecología y Siembra Directa

Ing. Agr. Jorge Adámoli
Fac. Cs. Exactas y Naturales, UBA

Los Ecólogos y la Agricultura

La agricultura es un escenario central en el que diariamente millones toman decisiones sobre el medio ambiente. Sin embargo, igual que el señor Jourdain (el personaje principal de “El Burgués gentil hombre” de Molière que escribía prosa sin saberlo), los agricultores actúan sobre numerosos procesos ecológicos, sin saber que son actores de primera línea. Hace dos años fui invitado por dirigentes de una de las principales entidades del agro que querían implementar una política ambiental. En la reunión dije que antes de comenzar a discutir alternativas, sería de gran utilidad conocer cuál era la visión que los productores tenían sobre la cuestión ambiental. En breve síntesis, la idea que tenían era la de que al terminar de trabajar, y en especial los fines de semana, querían hacer algo por la naturaleza, junto con los otros miembros de su familia y de la sociedad. Les preocupaban los pingüinos empetrolados o el agujero de ozono. Las propuestas eran diversas – algunas muy diferentes – pero siempre fuera de los lotes agrícolas, como ser protección de las aves de un arroyo, o campañas de recolección de pilas.

Me pareció oportuno apoyarlas, pero les propuse comenzar a discutir sobre el papel de los agricultores en relación con el ambiente en su mismo lugar de trabajo. Cuidar el suelo o dejar que se erosione, son decisiones cruciales en materia ambiental. Hacer un uso responsable o irracional de agroquímicos no sólo repercute en el bolsillo, sino también en el ambiente.

Más extraño aún, es el papel secundario que tiene la agricultura para los ecólogos. Los efectos del pastoreo sobre los sistemas naturales ocupan una parte del universo de estudios, pero el análisis de los múltiples procesos ecológicos vinculados con la agricultura, son decididamente minoritarios. En las Actas de la XIX Reunión Argentina de Ecología (Tucumán, abril/1999), se presentaron 580 trabajos, de los cuales sólo 49 (8,5%) sobre sistemas agrícolas. A modo de autocrítica, llama poderosamente la atención que los ecólogos no hayamos sido capaces de colocar a los procesos agrícolas entre las líneas principales de nuestras investigaciones, a pesar de enorme extensión territorial que ocupan los diversos sistemas agrícolas, y de la diversidad de temas involucrados. Es más, entre los pocos trabajos que tienen a la agricultura como objeto de estudios, una gran proporción se destina a analizar efectos negativos (que sin duda ocurren, que tienen que ser estudiados y que deben ser corregidos). Así, abundan trabajos que demuestran la pérdida de materia orgánica de los suelos, los efectos negativos de pesticidas sobre la vida silvestre, la pérdida de bosques por el avance de la frontera agrícola, etc. Por el contrario, son escasos los aportes sobre los procesos biogeoquímicos, los mecanismos de competencia, procesos sucesionales, etc., cuya adecuada comprensión permitiría corregir errores y serían contribuciones sustanciales para una agricultura sustentable.

Dentro del campo de la Conservación, hay mucha gente que no tiene formación profesional en ecología. Por el contrario, gran parte de los ecólogos somos conservacionistas, casi por naturaleza propia. Por nuestra formación científica es de esperar que tengamos una posición que debería apoyarse más en los argumentos del intelecto que en los dictados del corazón. Sin embargo, no siempre es así, lo que lleva a colegas con formación profesional a repetir argumentos endebles, sin la previa verificación en las fuentes. Esto a su vez genera entre gente del ámbito de la producción actitudes de prevención, que no favorecen el diálogo. Por tal motivo, creo necesario fijar posiciones acerca de la relación entre la ecología, la conservación, la agricultura y el desarrollo, con dos definiciones que considero claves:

1) La principal especie a ser conservada es el Hombre, luego sus plantas cultivadas y sus animales domésticos. Cuanto más eficientes sean estas tareas, mejor se podrá conservar al resto de las especies. Una política conservacionista que excluya al Hombre, es un contrasentido.

2) El principal aliado de la Conservación es el Desarrollo. Los mejores ejemplos que conozco de conservación en forma global, se dan en países o regiones desarrolladas. Los peores ejemplos de depredación ambiental, se dan en países o regiones subdesarrolladas.

En una nota breve que publiqué recientemente en la revista de la Fundación Vida Silvestre, me pregunto sobre el papel de los conservacionistas, pero en especial de los ecólogos, en relación con uno de estos temas: el avance de la frontera agrícola sobre los bosques. Considero que la agricultura es una actividad esencial que debe consolidar su productividad, y que seguramente deberá expandirse, pero mi deseo es que lo haga sobre tierras aptas y con tecnologías apropiadas.

Perder una hectárea de bosque para perder la tierra agrícola en pocos años, es un doble crimen inaceptable. Por el contrario, la expansión de la agricultura sobre bosques cuyas tierras tengan un potencial agrícola adecuado, es una alternativa a tener en cuenta. Para tomar la decisión, es necesario contar con los instrumentos adecuados, como ser una Evaluación de Impacto Ambiental, que entre otros temas tenga en cuenta la oferta total de recursos y la proporción a ser afectada, así como la conectividad entre los fragmentos forestales, para asegurar el flujo genético entre las especies componentes.

Para esto es necesario que haya ecólogos dispuestos a aceptar el desafío de enfrentar las críticas del fundamentalismo ambientalista. para prevenir los efectos de un enfermedad, es práctica común inocular en el cuerpo una porción de agentes patógenos. A eso se lo llama vacunación. Para prevenir los efectos devastadores de los incendios salvajes, se realizan quemas en forma controlada, en los lugares y momentos más convenientes. A eso se lo llama quemas prescriptas. Un desafíos para los conservacionistas es considerar si para prevenir una deforestación indiscriminada no sería esencial asumir el compromiso de participar en los procesos de toma de decisión para la habilitación de tierras agrícolas. Una herramienta adecuada al respecto, pasa por el desarrollo del Ordenamiento Territorial, para saber cuáles tierras tienen potencial para agricultura de secano o irrigada, para pastoreo, para explotación forestal, y cuáles deben destinarse a fines de conservación.

Argumentos Ecológicos a favor de la Siembra Directa

Durante décadas se señaló al deterioro de los suelos no sólo como un grave aspecto productivo, sino como uno de los principales problemas ambientales del país. La pérdida de materia orgánica en los horizontes superiores, el deterioro de la estructura, la formación de pisos de arado y principalmente la erosión eólica o hídrica con el consiguiente arrastre de minerales del suelo, de los fertilizantes y pesticidas agregados, no sólo afectan a los productores en forma directa, sino a toda la sociedad a través de múltiples mecanismos. En los suelos degradados, a la menor producción resultante se suman: daños a la infraestructura (caminos, puentes, colmatación de represas), por los aluviones generados durante las grandes lluvias; mayores costos de dragado de los cursos de agua y de las vías navegables por el transporte de sedimentos de los campos a los lechos fluviales; eutroficación o directamente contaminación de los cuerpos de agua por el arrastre de fertilizantes o plaguicidas.

Por el solo hecho de haber generado una alternativa altamente productiva que al mismo tiempo conserva los suelos, la Siembra Directa merece ser reconocida expresamente como un evento ecológico de primera magnitud y en ese sentido quiero aportar mi contribución. Pero gracias al gran volumen de información del que se dispone en la bibliografía y a los aportes que podemos recibir en congresos como este, aprendí que hay mucho más. Carlos Crovetto (1998) insiste en que “La labranza cero mejora la nutrición del suelo, estimula su biología, aumenta el contenido de materia orgánica y da origen a la formación de compuestos húmicos que mejoran su condición física, química y biológica… La nutrición del suelo está basada en los rastrojos que el agricultor deja sobre él… El agricultor no sólo debe preocuparse de la cantidad de rastrojo que deja en el suelo, sino también de su calidad… Una adecuada nutrición del suelo aumentará su contenido de carbono orgánico y por consiguiente de humus… lo que favorece la capacidad de intercambio catiónico (CIC). La mayor actividad biológica en el suelo produce micro y macroporos, los que mejoran notablemente su aireación. Generalmente los túneles o conductos generados por la biología del suelo son ricos en humus, el cual puede absorver 15 veces su peso en agua”.

El incremento de materia orgánica en suelos conducidos bajo esquemas adecuados de siembra directa, no sólo benefician al productor y por extensión al país, sino que se han convertido en un elemento clave en términos de las estrategias mundiales planteadas como alternativas para mitigar los efectos negativos del incremento de los gases de invernadero. En tal sentido, los campos trabajados bajo régimen de siembra directa, se constituyen en verdaderos sumideros de CO2, asumiendo un valor estratégico por los compromisos asumidos por la Argentina en las Convenciones Mundiales sobre Cambio Climático. Por otra parte, aunque el tema es materia de controversia, existe un mercado potencial para los ambientes que tengan posibilidades de almacenar carbono atmosférico. En el informe final sobre Cambio Climático en la Argentina (1997), se dice que “Otra opción de mitigación es el reemplazo o supresión del sistema de labranza. Ya en la década del 80 los agricultores decidieron la sustitución del arado de reja por equipos de labranza vertical. Recientemente, la siembra directa ha alcanzado un notable crecimiento. Los efectos de esta tecnología fueron verificados con simulaciones… en las cuencas de los ríos Arrecifes y Carcarañá… La magnitud de la mitigación se estimó mediante la comparación de los valores finales de los indicadores de calidad del suelo en relación con los obtenidos con la misma rotación, pero con sistemas de labranza convencional… El reemplazo de las labranzas en maíz y soja por la siembra directa podría reducir a la mitad el impacto negativo sobre la fertilidad natural de los suelos más aptos de la Pampa Ondulada”.

Temas que para ustedes son cotidianos son grandes logros ambientales. La nutrición del suelo aumenta los contenidos de materia orgánica, lo que mejora la estructura y la capacidad de infiltración y almacenamiento del agua en el perfil. Los rastrojos en superficie reducen sensiblemente el impacto de la gotas de lluvia sobre los terrones evitando el encostramiento superficial, así como incrementan la rugosidad de la superficie del suelo. Estos factores sumados, disminuyen los vectores de escurrimiento superficial, incrementando los vectores de infiltración. El agua acumulada en el perfil del suelo es agua disponible para las plantas lo que reduce el efecto negativo de las sequías, pero también esa retención implica menores volúmenes movilizados superficialmente. El agua que no es retenida en los campos erosiona los suelos, y arrastra nutrientes y pesticidas que afectan la calidad de las aguas. Dan Towery (1998) presentó resultados que muestran un efecto sumamente positivo de la siembra directa sobre la calidad resultante de las aguas, por menor movimentación de fósforo y pesticidas. “La combinación de la siembra directa con otra práctica de manejo, ofrece el mayor potencial de mejoras en la calidad del suelo. La calidad del suelo y del agua están vinculadas, no se puede tener la una sin la otra”.

La sensible reducción en las actividades mecánicas implica una significativa reducción en el consumo de gas-oil, lo cual es otro punto favorable en términos de menores emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. La reducción en el laboreo a su vez reduce la compactación del suelo y los riesgos de formación de piso de arado. Al respecto, es pertinente mencionar que en suelos con fuerte formación de piso arado, pueden ser necesarias labores previas tales como subsolado, para favorecer las condiciones, particularmente con suelos de textura muy fina, existe controversia sobre los efectos de la compactación, aún bajo régimen de siembra directa. Otro objeto de controversia es la eficiencia de la siembra directa en cultivos como algodón y soja, en áreas del Chaco Salteño donde la prolongada sequía invernal afecta seriamente la descomposición de la escasa materia orgánica (ADE, 1999).

Un tema muy sensible a los ecólogos y seguramente uno de los que más deberían concentrar la atención, es la consideración especial que en los planteos de siembra directa, adquieren la biología del suelo y la residente en los rastrojos. El papel de los diversos microorganismos responsables por la descomposición de los rastrojos superficiales y las raíces muertas, y su gradual transformación en el complejo húmico, se ve fuertemente favorecido en relación con los resultados observados en labranza convencional. En principio puede afirmarse que “A mayor cantidad de carbono orgánico, mayor población microbiana”, (Pidello, 1997). la fauna del suelo particularmente los grandes constructores de galerías, (lombrices y gusanos blancos), se ven fuertemente favorecidos, igual que la fauna de superficie entre la cual algunos componentes pueden llegar a constituirse en problemas como es el caso de las babosas.

En relación con los insectos, una abundante cobertura de residuos alberga tanto a los agronómicamente denominados plagas, cuanto a los beneficios, En la conferencia de Dirceu Gassen durante el 5º Congreso de AAPRESID en 1998, mencionó que el labranza convencional el control es físico, existe al radiación solar y períodos de falta de alimentos. Los insectos desarrollan estrategias “r”, es una fauna migrante, que provoca un daño rápido y se va. No hay fauna residente por lo tanto la única alternativa son los insecticidas. En contraste, con siembra directa hay gran cambio en la fauna. Por la disponibilidad de paja, la fauna es semejante a la de pastizales nativos (no a la de los bosques). En la fauna residente, se desarrollan tanto especies plaga como sus enemigos naturales. Se favorece una estrategia “k”, es decir que hay un lento aumento en la población, tienen baja capacidad de reproducción. En labranza convencional es casi absurdo plantear el control biológico, el que sí se posibilita en siembra directa. Por ejemplo, 60 a 80% de las orugas de la soja tienen parásitos. Para que estos enemigos naturales de las orugas actúen, hay que darles tiempo.
Si bien el Manejo Integrado de Plagas es por naturaleza una rama independiente de la siembra directa, existe una vinculación ideológica entre ambas. El cambio de actitud mental de un productor que considera que debe preocuparse no sólo por proteger al suelo, sino que debe también preocuparse por nutrirlo, significa una aproximación a los mecanismos de funcionamiento del ciclo de la materia en los sistemas naturales. Valorar como un incremento de su patrimonio a la presencia de lombrices e insectos “beneficios”(más allá de las objeciones semánticas que tal colificación pueda recibir), preparar al productor para incorporar los conceptos básicos del MIP, particularmente los conceptos de daño admisible o’ de umbral económico de daños. Como estos conceptos requieren de un monitoreo continuo, se refuerza su percepción de que en el campo no sólo están sus cultivos, lo cual aumenta su vinculación con los componentes biológicos.

Hasta hace muy pocos años, era virtualmente imposible ver a un agricultor que no tuviera a su campo preparado con una sucesión de aradas y rastreadas hasta dejar lista su cama de siembra. El laboreo muchas veces era extendido aún fuera de los límites a ser cultivados, para eliminar a las fuentes de plagas y malezas, Hoy se admite como elemento positivo el valor que esos terrenos tienen como hábitat de los controles biológicos de las plagas. Es más; las malezas, cuyo mismo nombre significa todo lo que es malo para los cultivos, están siendo estudiadas como alternativa comestible (Rapoport, 1998), ya que la mayor parte de las mismas forman parte de las dietas de los pueblos de donde son originarias las especies cultivadas. En la XIX Reunión de Ecología celebrada en Tucumán en abril de 1999, se realizó una exitosa Mesa Redonda sobre Siembra Directa, en la que participaron los Ings. Panigatti del INTA, Trucco de AAPRESID y el Dr. Rapoport, quien presentó sus impactantes conclusiones sobre las malezas, ya no como competidoras de cultivos, sino como alternativa alimenticia, en las áreas periurbanas.

Las diferencias de costos entre labranza convencional y siembra directa, si bien no son un componente directamente ecológico, presentan una fuerte vinculación. De los pocos datos que tuve oportunidad de analizar, no surge clara una diferencia costo/beneficio entre ambos sistemas, ya que lo que varía es la proporción entre los diversos rubros. Sin embargo debe destacarse que en siembra directa los componentes de gerenciamiento y monitoreo adquieren gran relevancia, lo cual es ecológicamente positivo, pues generan mayores demandas para la investigación conjunta.

En Ecología nada es gratis

La suma de relevantes beneficios ecológicos que implica la siembra directa tiene obviamente sus costos. Si bien sus principios generales son conocidos y en muchos casos aplicados desde décadas, la gran limitante estuvo marcada por el mayor uso de herbicidas, con los mayores costos que ello implicaba y los problemas ambientales derivados. La adaptación y luego fabricación de maquinaria específica, particularmente las sembradoras, dieron un gran respaldo a la creciente tendencia. Las nuevas condiciones del mercado con la desregulación, la eliminación de las restricciones, la estabilidad monetaria a pesar del alto costo del crédito, permitieron el vertiginoso crecimiento de las cosechas, y generaron al menos transitoriamente una aceptable rentabilidad, que permitió la incorporación de nuevos paquetes tecnológicos. La siembra directa, beneficiaria de ese proceso y en gran parte promotora del mismo, se caracteriza por presentar globalmente a productores de punta, con mayor disponibilidad para la incorporación de innovaciones tecnológicas. Esto significa variedades de alto rendimiento incluidas las transgénicas, fertilizantes, pesticidas y herbicidas. Todos estos son insumos tecnológicos tan válidos como cualquier otro y de por sí no significan ni una panacea ni la encarnación del demonio. Para la agricultura representan algo equivalente a los antibióticos, vitaminas, antidepresivos, estimulantes y otros productos médicos. La racionalidad con que se utilice a unos y a otros, definirá si los mismos son soluciones o fuente de nuevos problemas.

En 1928 Sir Alexander Fleming descubre las propiedades antibióticas del hongo Penicillium y poco después comienza a aplicarse la penicilina para el tratamiento de enfermedades infecciosas. Cuando comienzan a detectarse las primeras resistencias bacterianas, surge otro gran antibiótico: la estreptomicina. Desde entonces, se sucedieron tanto los descubrimientos de nuevos antibióticos, como de nuevas resistencias, lo que generó una gradual toma de conciencia acerca del uso prudente y bajo receta, de los mismos. En 1944, durante la segunda guerra mundial, comienza a utilizarse el DDT para proteger a los soldados aliados del tifus, transmitido por los piojos. Luego se utilizó para proteger a millones de personas de la malaria, así como para el combate de plagas agrícolas. Pero comenzaron a detectarse casos de resistencia. Por no tener una acción específica afecto a otras poblaciones de animales, se detectaron acumulaciones en los tejidos grasos y por su persistencia se evidenciaron casos de bioacumulación. Cuando en 1972 se lo prohibió, ya existían sucedáneos, particularmente los fosforados, de mayor toxicidad y menor persistencia. El descubrimiento de nuevos productos siguió en paralelo con los descubrimientos de nuevas resistencias y de problemas de contaminación.

En los años 70 en áreas algodoneras de la Provincia del Chaco y más recientemente en áreas tabacaleras de Misiones, se detectaron casos de malformaciones neonatales que se vincularon con los altos niveles de pesticidas utilizados en dichos cultivos. En Holanda, la utilización de agroquímicos en general y de pesticidas en particular, es muy superior a los casos referidos. La incidencia de este tipo de problemas o de casos fatales por exposición a pesticidas en Holanda es mínima, lo cual sugiere que la raíz primaria del problema, más allá de la propia toxicidad de los productos, está en el subdesarrollo que lleva a que los trabajadores rurales en las mencionadas provincias queden expuestos a niveles de contacto que deberían evitarse; en primer lugar a través de una normativa adecuada y en segundo lugar mediante la responsabilidad empresaria.

En casos como estos, lo mínimo que podemos hacer quines tenemos una formación académica es no precipitarnos a sacar conclusiones (p.ej. suponer que el problema se solucionaría prohibiendo los pesticidas) y en la medida de lo posible confrontar opiniones . Al respecto, es muy instructivo analizar posiciones ubicadas en las antípodas, como las de Dennis Avery (1998) del Hudson Institute quien publica un libro llamado “Salvando al planeta con plaguicidas y plásticos” cuyo título es claro indicador de su enfoque, con las de la revista inglesa “The ecologist” de septiembre de 1998 donde cuestiona a los agroquímicos y a los organismos genéticamente modificados. Ambos documentos tienen dos puntos en común: están profusamente documentados y sus posiciones no favorecen precisamente la búsqueda de una síntesis que incorpore las opiniones de la otra parte. Al margen de lo irreconciliable de las posiciones expuestas, es importante conocer ambas fuentes, pues como expresa un dicho popular anterior a los relojes digitales, “Hasta el reloj parado da la hora exacta dos veces por día”. Lo contrario, implica una endocruza, un girar sobre los propios argumentos.

Dudas y cuestionamientos ambientales sobre insumos vinculados con la Siembra Directa

El objetivo original de los diferentes sistemas de labranza conservacionista entre los cuales la siembra directa, fue el control de la erosión. Consolidada esa etapa, con un conocimiento más profundo del funcionamiento del nuevo sistema, con un paquete de investigaciones sobre los problemas y posibilidades, así como con herramientas tecnológicas especialmente desarrolladas, se evolucionó hacia el concepto expresado en la sigla ASAP: “Agricultura sustentable de alta producción”. El uso de algunos insumos como herbicidas es virtualmente “conditio sine qua non” para la siembra directa, mientras que otros fertilizantes, pesticidas o variedades de transgénicas, si bien no son inherentes, tienen fuerte incidencia en los paquetes tecnológicos adoptados por los productores. Es importante entonces conocer cuáles son las dudas y cuestionamientos que se les hacen a estos insumos. Para tal fin, se seleccionaron informaciones que cumplen requisitos mínimos de seriedad, descantándose la abundante verborragia catastrofista.

1) Variedades transgénicas

En un Taller sobre Medio Ambiente realizado en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA el reciente 30 de junio, el Dr. Alejandro Mentaberry profesor de la casa y miembro de la CONABIA (Comisión Nacional de Biotecnología Agrícola), informó que en 1997 se sembraron en el mundo 12 millones de hectáreas con variedades transgénicas, superficie que en 1998 ascendió a 40 millones de hectáreas. El primer lugar lo ocupan los Estados Unidos, mientras que la Argentina comparte con China el segundo lugar. Desde 1991 la CONABIA otorgó 286 permisos, mientras que autorizó 246 ensayos a campo. Los principales cultivos son maíz, girasol, soja y algodón. Si todo corre como aseguran las compañías y muchos investigadores del área de biotecnología, esto sería como para estar orgullosos de participar en procesos de punta, que tendrían gran repercusión en la productividad y beneficios para el ambiente. Es importante que la Argentina mantenga y profundice esta línea de trabajo, fortaleciendo tanto la investigación como los mecanismos de control, para eliminar o por lo menos reducir los riesgos de que algo salga mal. Por ejemplo qué pasaría si hubiera transferencia de genes de los organismos transgénicos a las malezas emparentadas con ellos?

El Dr. Jeremy Rifkin en un artículo publicado en The Foundation on Economic Trends, cuya versión traducida fue publicada por Clarín el 23/02/99 dice que “Los genes transgénicos que producen la tolerancia a los herbicidas y la resistencia a las pestes y los virus por ejemplo, podrían escapar e insertarse en los geronomas de las malezas, creando yuyos resistentes a herbicidas, pestes y virus. Estos temores se vieron confirmados en 1996 por un equipo de investigación danés. En la tercera edición de septiembre de la revista Nature, biólogos de la Universidad de Chicago informaron que esto ocurrió con plantas de mostaza. Por otra parte, hay un 2% de adultos y un 8% de niños alérgicos a los alimentos comunes… En 1996 se publicó en The New England Journal of Medicine un estudio donde se mostraba que los porotos de soja que contenían un gen proveniente de una nuez de Brasil podrían producir una reacción en personas alérgicas a las nueces. Por lo anterior, organismos defensores de los consumidores alegan que los alimentos con genes empalmados deben llevar etiquetas adecuadas”.

Europa compra un 25% de la cosecha anual de soja de los EEUU. La U.E. todavía no había aprobado la importación de organismos genéticamente modificados, cuando los primeros cargamentos salieron de los puertos estadounidenses en el otoño de 1997, lo que provocó un sensible malestar. Diversas organizaciones poco dadas a la controversia como Scotihs Natural Heritage y la Royal Society for the Protection of Birds (RSPB) han solicitado al menos una moratoria sobre la ingeniería genética, argumentando que existe preocupación por la comercialización de alimentos procesados usando por ejemplo tomates modificados genéticamente con la introducción de un gen del lenguado que los protege de las heladas. Aunque existieran pruebas contundentes acerca de la inocuidad de dichos productos, el hecho de que exista preocupación en sectores de la población, justifica la instalación de debates sobre el tema, con amplia participación.

Una investigación desarrollada en Suiza sobre una variedad de maíz modificada genéticamente, diseñada para el control de la larva del gusano barrenador, ha demostrado que puede matar tanto a insectos beneficiosos como a nocivos. Más recientemente surgió una nueva fuente de preocupación, al informarse que las larvas de la mariposa monarca (emblemática en México), exhibían altas tasas de mortalidad al consumir las hojas de una especie silvestre donde se produce el desove (milweed). En un artículo de la revista Integrated Crop Management del 14/06/99, Marlin Rice informa la secuencia de Universidad de Cornell, donde se mostró que las larvas alimentadas en hojas pintadas con polen Bt presentaron un 44% de mortalidad, comparadas con 0% en el caso de larvas alimentadas sobre hojas pintadas con polen común o sin polen. Las sobrevivientes, presentaban la mitad del tamaño que las no afectadas. El trabajo recibió objeciones sobre la duración, las dosis aplicadas, etc., pero el dato está y es preocupante. Otros estudios de la Iowa State University analizan el problema en forma más detallada, llegando inclusive a evaluar la corta deriva (8 m) que tendrían los relativamente pesados gusanos de polen de maíz, por lo que sugieren plantar variedades comunes en los bordes. Analizan diversos temas desde la amplia área de distribución (Canadá a México), hasta sus hábitos de desova, en campos abiertos, no dentro de un maizal. Un comentario crucial se refiere a que al menos en la actualidad, el uso de pesticidas sería más perjudicial para la Monarca que este tipo de efectos. Cabe destacar que una de la expectativas ambientalmente favorables sobre las variedades Bt, es que se reduzca sensiblemente el uso de algunos pesticidas.

Aunque el tema fuera totalmente ecuacionable, hay dos conclusiones que deberían sacarse.

1) No puede afirmarse que la inocuidad es total, y
2) debería estimularse una intensa discusión sobre este tipo de problemas con todas las partes interesadas.

En tiempos de Internet sería totalmente contraproducente ignorar que existe preocupación sobre los efectos en la salud humana y en la contaminación biológica.

2) Herbicidas

Es obvio que en la lucha por la conservación de los suelos al eliminar la roturación de los campos es imprescindible realizar el control de malezas y que los herbicidas son una herramienta de alta idoneidad para ello. No obstante, existen dudas. En el número de septiembre de la revista inglesa The Ecologist, se hace una larga serie de cuestionamientos, citando fuentes bibliográficas. Debo informar que los textos que cito en este punto sobre herbicidas, corresponden a información no verificada es decir, utilizando citas de fuentes secundarias. Más allá del cuestionamiento que me corresponda por esta falta de verificación, procedí así al abordar este tema, porque: si los problemas comentados son reales deben ser replanteados; si existe información que refute estas afirmaciones, debe ser divulgada. Lo único que no se puede hacer es no tener en cuenta este tipo de preocupaciones, porque las mismas están disponibles en grandes cantidades a través de organizaciones ambientalistas y de Internet.

“Se piensa que los graves problemas tóxicos vinculados con el Roundup no provienen de su componente activo, el glifosato, sino más bien de unos componentes “inertes” no catalogados y que están concebidos para hacer que opere más fácilmente y sea más eficiente. El Roundup consta de un 99,04% de estos componentes inertes, de los cuales muchos han sido identificados y entre los que se encuentran el surfactante conocido como POEA (polioxietilenoamina) adicionado para ayudar al herbicida a entrar en la cutícula de la planta. La toxicidad aguda del POEA es tres veces mayor que la del propio glifosato.

Según la Northwest Coalition for alternatives to Pesticides, la exposición al glifosato sería la tercera causa reportada de enfermedades vinculadas con pesticidas entre los trabajadores agrícolas en California, igual que en Costa Rica. Si bien se afirma que el glifosato se inmoviliza en el suelo, Piccolo et al (1994) habrían demostrado que puede separarse de las partículas del suelo y filtrarse a las napas. En un trabajo publicado en la revista Weed Science, se cuestiona la pérdida del poder contaminante del glifosato en agua, al referir que en un estudio realizado en un canal de irrigación se recogió el 70% a 1,8 Km y 58% 14 Km aguas abajo, lo po0dría afectar a poblaciones alejadas. En la Universidad de Luján se realizaron estudios basados en observaciones de la Dra. Primavesi (1995) sobre inhibición del crecimiento de comunidades bacterianas.

Según Cox (1995) no sólo se afectarían poblaciones bacterianas, sino también se provocaría daño a lombrices de tierra y a hongos micorrízicos. “Si bien si dice que se inactiva rápidamente en el suelo, es más preciso afirmar que es absorbido por los componentes del suelo. Así pues, el glifosato permanece activo en los suelos y sus residuos se pueden encontrar en las lechugas, zanahorias y cebada plantada un año después del tratamiento. Se ha descubierto que el glifosato mata a insectos beneficiosos tales como las avispas parasitarias, las vaquitas y otros. También se ha demostrado que afecta a loas lombrices de tierra y hongos beneficiosos. En 1991 el Fiscal General del Estado de Nueva York cuestionó el uso de los términos “biodegradable” e “inocuo para el medioambiente” referidos a herbicidas”.

3) Pesticidas

Los pesticidas son desde tiempo atrás la encarnación del demonio para muchas organizaciones ambientalistas (hoy los organismos transgénicos comparten el papel). La agricultura orgánica es una alternativa importante que merece ser estimulada, aunque hoy mal llegue al 0,1% de los negocios totales. Es tan válida como lo puede ser en otro campo la medicina natural basada en hierbas. Lo curioso es que en general sus partidarios no sólo hacen una defensa de la misma, sino que dedican grandes esfuerzos en el ataque a la agricultura que utiliza insumos químicos. Hace pocos años fui invitado para disertar sobre “Ecología rural”, en una reunión promovida por organizaciones ambientalistas para festejar el Día Mundial de la Tierra, realizada en el auditorio del Banco Nación en Buenos Aires. El título que dí a mi charla fue:

“Fertilizantes y pesticidas como aliados en la lucha por la conservación”, argumentando que los mismos forman parte esencial de las alternativas productivas. Para producir un mismo volumen de alimentos las dos alternativas son aumento de la productividad por hectárea utilizando de la mejor manera los recursos disponibles, o un esquema de baja productividad, con el consiguiente incremento de pérdida de bosques, pantanos y pastizales nativos. Sigo creyendo como ecólogo y como conservacionista que esa es la opción central, pero la platea no compartió mi postura.

El abordaje más común de la relación de los pesticidas con el medio ambiente es el de denuncias y campañas de gran repercusión en la prensa y pocos resultados prácticos. Pero existen excelentes ejemplos de que eso no es siempre así. Durante los veranos de 1995 y 1996 se registró un caso grave de mortalidad masiva de aves, en especial miles de aguiluchos langosteros murieron en la región pampeana, debido a la aplicación de monocrotofós como tucuricida, cuando esta sustancia no se encuentra registrada para tal fin. Lejos del escándalo, en un caso ejemplar de trabajo conjunto y solidario, el problema fue detectado por investigadores norteamericanos que monitoreaban la migración de la especie. La división de Fauna Silvestre del INTA encaró el problema conformando una Comisión Interinstitucional de la que formaron parte la Asociación Ornitológita del Plata, una de las más antiguas y prestigiosas organizaciones ambientalistas del país, la Dirección de Fauna de la SRNDS, el SENASA, gobiernos provinciales, las cámaras empresarias como CASAFE, los mismos fabricantes del producto y los productores de las zonas afectadas. El resultado es uno de los mejores ejemplos del abordaje inteligente de un problema que nos afecta a todos. Concordante con esto, diversas empresas de agroquímicos comenzaron activamente a canjear este producto por otros pesticidas más seguros, mientras que la SAGPYA, decidió el 24 de junio de 1999 el cese de la importación, comercialización y uso del Monocrotofós, basada en el caso mencionado.

El informe sobre “Los plaguicidas en uso en la Argentina” de Pía Iolster y Santiago Krapovickas (1999) publicado por la Asociación Ornitológica del Plata, ratifica esta positiva tendencia. Allí dicen: “Los plaguicidas son herramientas tecnológicas imprescindibles en las prácticas de producción agrícola de nuestros días. Aunque pueden causar graves problemas a los animales silvestres, no propiciamos una oposición cerrada a su uso; más bien impulsamos decididamente la búsqueda de formas de empleo de plaguicidas que sean compatibles con el uso sostenible de los recursos naturales… Es posible la convivencia de la agricultura moderna con buena parte de la fauna silvestre….enorme desafío que solamente se puede encarar a través de la educación y la difusión”. El informe apunta a “… generar recomendaciones con relación al uso de un plaguicida para fines para los cuales no está registrado y se destaca que “En muchos casos, las mortandades de aves causadas por el envenenamiento con plaguicidas se deben al mal uso o abuso de esas sustancias más que la toxicidad de los plaguicidas se éstos son aplicados correctamente en las dosis permitidas”.

Obviamente que estos no son los únicos ejemplos de interacciones positivas entre biólogos y agrónomos. Un clásico en la materia es el que permitió el control de las langostas. Hasta la posguerra, todo establecimiento agrícola contaba entre sus implementos con barreras de chapa y lanzallamas para enfrentar a las mangas de langostas. Un equipo de investigadores acompañó el desplazamiento de las mangas desde su formación, registrando los cambios corporales, la transformación de hábitos solitarios en gregarios, la dieta, las tasas reproductivas, etc., así como las variables ambientales. Llegaron a la conclusión de que la especie forma parte del hábitat natural de valles y bolsones áridos del centro-norte del país. En ciertas condiciones climáticas favorables, se produce una germinación masiva de una clásico planta de desierto del género Portulaca. Las langostas estimuladas por el consumo aumentan sus tasas reproductivas y se agrupan, lo que facilita su posterior migración favorecida por los vientos, que da origen a las mangas.

Como consecuencia de este trabajo, se estableció un sistema de prevención, basado en el análisis de los datos climático, la verificación de la germinación de Portulaca y el inicio del reclutamiento de las langostas. En esas condiciones, se hacían pulverizaciones de control (con DDT!) en los sitios de gregarización, lo que virtualmente terminó con una de las maldiciones bíblicas que mayor daño causó a la agricultura, utilizando cantidades ínfimas de pesticidas, en el lugar y en el momento apropiado.

PROPUESTAS

Hay productores que generan problemas ambientales sin saberlo, o al menos sin percibir la magnitud que puede adquirir un problema como el mencionado del aguilucho langostero. Muchos de estos productores con información adecuada, estarían dispuestos a usar alternativas diferentes para lograr los mismos objetivos, tal vez con menores costos ambientales y/o económicos. Asimismo hay militantes ambientalistas honestos (vale la aclaración porque también hay de los otros), que invierten grandes esfuerzos utilizando ejemplos incorrectos, informaciones falsas, o pronosticando catástrofes. No es totalmente su culpa (si son honestos). Si bien deberían informarse correctamente antes de hablar, deberían poder recibir información de los profesionales de la ecología o de la agronomía.

Como conclusión, me permito formular tres respuestas:

1) Realizar una auditoria ambiental de la siembra directa. Cuando el paradigma de la agricultura convencional parecía inamovible, el INTA realiza en noviembre de 1990, el trascendental seminario “Juicio a nuestra agricultura”, seguido por dos seminarios internacionales sobre “Desarrollo agropecuario sustentable”, en 1993 y 1994. Impulsado por el Dr. Otto Solbrig, la Universidad de Harvard y el Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica promueven en marzo de 1997 el seminario “Agricultura productiva y sostenible en la Pampa”. Tomando como base a estos ejemplos, quiero aprovechar la realización de este 7º Congreso Nacional de AAPRESID para proponer que comencemos el nuevo milenio con una Auditoria Ambiental de la Siembra Directa, cuyo eje sea la comparación con los sistemas de labranza convencional. En este evento se deberían incluir algunos puntos como:

– Efectos detectados en cada componente (positivos o negativos; simples, compuestos o acumulativos; directos o indirectos, temporales o permanentes, etc.).
– Medidas propuestas para optimizar los efectos positivos.
– Acciones a tomar para evitar o disminuir los efectos negativos.
-Medidas de Mitigación y de compensación ante efectos
negativos.
– Acciones alternativas ante problemas críticos o no resueltos.

Lo más importante de esta Auditoria Ambiental, no sería llegar a una conclusión, sino poder contar con un relevamiento de temas prioritarios a ser estudiados.

2) Crear un fondo de inversión para investigaciones independientes. Muchos de los temas resultantes deberían ser estudiados en forma independiente, pero con metologías comparables, por equipos de los organismos nacionales y provinciales, universidades públicas o privadas, nacionales e internacionales, empresas privadas y organizaciones ambientalistas. Un programa de esta envergadura superaría la capacidad financiera de cualquier organismo, por lo que requeriría la captación de recursos de organismos internacionales, empresas y fundaciones. Con razón o sin ella mucha gente desconfía de las investigaciones financiadas por las empresas. La dificultad podría obviarse a través de mecanismos transparentes que permitan “certificar” la seriedad de los estudios y que aseguren la posterior difusión de los resultados.

3) Crear un Departamento Ambiental. Sería importante poder contar con un centro de información o departamento ambiental, que podría actuar en forma coordinada entre los organismos oficiales y las organizaciones de productores, para transmitirle a los agricultores mensajes positivos.

– 1) Ratificar (dando ejemplos concretos) su papel clave como agentes activos, como protagonistas positivos de la primera línea en el frente ambiental. Esto no es banal, pues es común que los agricultores sientan la temática ambiental como ajena, así como es común que sean percibidos por algunos ambientalistas virtualmente como depredadores.
– 2) Presentar propuestas para reforzar las acciones positivas que ya se están haciendo como pueden ser la conservación del suelo, o el manejo integrado de plagas.
– 3) Analizar alternativas técnicas y económicamente viables para las prácticas que se hayan detectado como cuestionables (ejemplo del aguilucho langostero).
– 4) Presentar casos negativos que podría haberse evitado y que nos perjudican a todos, en primer lugar a los propios agricultores por deterioro de su entorno.

Para concluir, quiero ratificar que considero a la siembra directa en su sentido actual de agricultura sustentable de alta producción, como uno de los más relevantes acontecimientos ambientales y productivos de la Argentina. En ese marco, surge como necesidad la promoción de una estrecha interacción entre productores y ecólogos, utilizando las diversas instancias de jornadas, Talleres o Congresos, para actualizar a los respectivos miembros en la información de sus áreas de interfase, pero también para captar e incorporar las críticas y preocupaciones del otro sector. Quiero volver al comienzo de esta presentación, señalando como autocrítica la poca relevancia que hasta el momento estos temas revisten para los ecólogos argentinos. Al interactuar (y esto forma parte de la autocrítica que hago como ecólogo), se conocerán mejor las razones y preocupaciones de los otros, y será más fácil comprender el por qué de ciertas respuestas.

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Fuente: Séptimo Congreso Nacional de AAPRESID. Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa

Mar del Plata, 18 al 20 de agosto de 1999

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