Filantropía y Negocios
Los acuerdos entre empresas, comunidad, gobierno y ONG´s tienden a beneficiar todos y a mejorar la calidad de vida de la gente
Por Stephan Schmidheiny*
Cuando la compañía francesa de agua, ahora llamada Suez, ganó el contrato para dirigir un consorcio para suministrar agua a Buenos Aires, al poco tiempo se encontró con que no podía acceder a determinados barrios. en algunos casos porque la gente no podía pagar sus servicios, y en otros porque se resistían a la presencia de extranjeros en la conducta de la empresa.
Para resolver estas cuestiones, la compañía inició una serie de negociaciones, algunas muy complejas ya que involucraban a tres partes: la empresa, el municipio y la comunidad local, o a cuatro, dado que de algunas de estas tratativas participó también el International Institute for Environment and Development -Latin America, una organización no gubernamental (ONG).
Cuando estos acuerdos se pudieron concretar, todos se beneficiaron con ellos: la compañía cumplió su contrato y ganó nuevos clientes; la gente obtuvo el agua que necesitaba y a menudo ofreció su trabajo como forma de pago por las conexiones; los gobiernos locales sirvieron a sus pobladores, y la ONG cumplió su propósito de ayudar a las personas a mejorar sus barrios y, en consecuencia, a mejorar su calidad de vida.
Estas asociaciones entre sector privado y el sector público, y otros ejemplos en ésta dirección que pueden encontrarse en distintas partes del mundo, marcan un camino hacia el futuro. No representan una nueva forma de filantropía, sino nuevos modos de combinar habilidades y generar vínculos para que los trabajos que es necesario realizar puedan ser efectivamente llevados a cabo. Son nuevas formas de hacer negocios, de gobernar, y de agrupar a ciudadanos en pos de un objetivo común. Y estas formas son especialmente apropiadas en esta era, en la cual las empresas, los gobiernos y las ONGs están redefiniendo sus roles y sus propósitos.
En Brasil, la ONG internacional Ashoka se ha trasladado a las oficinas de la consultora internacional McKinsey and Co. para obtener ayuda en ser más eficaz, mejorar su organización y funcionar de acuerdo a un modelo empresarial. McKisey, por su parte, se beneficia al poder tener una nueva perspectiva de los mercados donde opera y poder así detectar nuevas oportunidades de negocios.
En Kenia, una ONG reenvasa en pequeños sachets las semillas y fertilizantes elaborados por la multinacional Dupont, productos ambos que originalmente están envasados en bolsas de 50 kilos y cuyo costo no podía ser afrontado por los granjeros pueden adquirirlos, obtienen mejores rindes en sus cosechas, sus hijos están mejor alimentados, y Dupont logra aumentar sus ventas.
En China, la compañía ABB dirige a un grupo conformado por 75 científicos, académicos e ingenieros de tres continentes, que trabaja con el gobierno nacional y un gobierno provincial para estudiar y luego realizar un plan que permita mejorar los sistemas de generación de energía en la región. ABB piensa que la técnica con la que están trabajando puede funcionar en cualquier parte del mundo y también que esto les permitirá encontrar nuevas oportunidades de negocios en China, por lo que están invirtiendo millones de dólares en el emprendimiento. En Filipinas, Procter & Gamble está testeando en el mercado una bebida llamada NutriDelight, que se supone tiene tiene un sabor lo suficientemente agradable para gustarle a los chicos, pero que además contiene hierro, vitamina A y yodo, de acuerdo a una fórmula recientemente desarrollada y patentada que intenta compensar el déficit de micronutrientes en los niños. Esta es una asociación privado-público-académica, entre el gobierno de Filipinas, la Universidad Cornell y UNICEF.
Mi propia fundación, AVINA, ha desafiado en Brasil y Ecuador a los líderes sociales con los que nos asociamos a recaudar cierta cantidad de dinero del sector empresario. Si tienen éxito, obtienen de nuestra parte acompañamiento financiero para sus iniciativas. Frente a este reto, en todos los casos nos han dicho: “No podemos hacerlo. Usted no entiende a este país. Las empresas aquí no hacen `’caridad'”. Pero también en todos los casos han tenido éxito. Encuentran el modo de hacerlo y de esta forma AVINA contribuye en la construcción de un puente entre el sector privado y el sector social.
El obstáculo más común en esta ola que busca remontarse hacia el futuro es la naturaleza humana. La gente que trabaja en las empresas, los gobiernos y la sociedad civil tiene muchas dificultades para pensar más allá de los límites que estos ámbitos les imponen. Crean sus propias culturas, vocabularios, y escenarios; tienen sus propios tiempos. Cada sector sospecha del otro: las empresas se preocupan únicamente por las ganancias a corto plazo; los gobiernos están atentos sólo al proceso, nunca a los resultados, y mientras tanto las ONGs dan vueltas alrededor proclamando esloganes.
Y además está el peso de la historia. Durante los años ochenta, en la mayoría de los países de Latinoamérica cualquier persona preocupada por mejorar la sociedad tenía probablemente muchas razones para ver a las empresas y a los gobiernos como enemigos del progreso. En la Argentina, por ejemplo, los escándalos por corrupción que vinculaban a empresas y al gobierno hicieron que las organizaciones de la sociedad civil tuviesen sus reservas a la hora de cooperar con dichos sectores.
Pero en estos días, aquí y en otros países de la región, tanto en las compañías como en los gobiernos hay mucha gente valiosa para permitir que ese temor y esa desconfianza impida estas asociaciones. Y hay también suficientes personas emprendedoras en las ONGs como para proporcionar buenos socios. Sin embargo, nosotros necesitamos más gente que se sienta cómoda trabajando en diferentes intereses y necesidades. Por eso, cuando algún joven viene y me dice quiere fundar una ONG, suelo decirle: “Esta bien, pero eso sería bueno que primero trabajases en una empresa. Así aprenderás a administrar dinero, a manejar gente, y a cumplir plazos y objetivos. Luego, cuando inicies tu propia ONG, podrás ser más eficiente y efectivo, y además sabrás cómo trabajar con el sector empresario”.
Todo aquel que piensa trabajar en política debe considerar seriamente la posibilidad de trabajar primero en una empresa, aunque más no sea para aprender a manejar una oficina.
En este mismo sentido, aliento al personal de mis compañías de Latinoamérica vinculadas al transporte de aguas, a trabajar como voluntarios brindando su tiempo a ONGs comprometidas con mejorar los sistemas de agua en barrios pobres. De esta forma podrán aprender la cultura de esas organizaciones, descubrir nuevas oportunidades de negocios, y sabrán cómo construir con ellas una asociación para aprovechar esas oportunidades. A las empresas suele resultarles más difícil trabajar con los gobiernos que con las ONGs. En los “viejos malos tiempos” de Latinoamérica, muchos negocios se lograron gracias al amiguismo, como consecuencia de relaciones personales. No representaban legítimas vinculaciones entre gobiernos y empresas.
En Europa y Norteamérica las compañías tienden a evitar a los gobiernos tanto como sea posible, excepto cuando tienen que pedirles favores especiales: subsidios, desgravaciones fiscales, etc. Por ello el sector privado tiene muchas dificultades a la hora de trabajar con los gobiernos para establecer un marco de condiciones que beneficie a ambos: a las empresas y a la sociedad en general. Irónicamente, una de las más importantes condiciones para el crecimiento económico y el bienestar social es tener un gobierno fuerte y efectivo, ya que ningún país ha alcanzado prosperidad económica y social prescindiendo de este factor clave. Sin embargo a las empresas les cuesta mucho admitirlo.
Cuando se me pidió que fuera consejero de negocios del Secretario General de la Cumbre de la Tierra en 1992, fundé el Business Council for Sustainable Development (BCSD). Esto consejo dio origen luego al World Business Council for Sustainable Development, que representa a las 150 empresas más influyentes del mundo. Tan importante como esto, o más aún, es que a partir del mismo se crearon distintos BCSD nacionales, principalmente en Latinoamérica, incluyendo uno en Argentina. Espero que esos Consejos puedan alentar a los gobiernos a realizar mejoras que beneficien a las empresas y al mismo tiempo a la sociedad, incluyendo a los más pobres, de modo que éstos puedan tener libre acceso a la información pública y a la justicia, contratos confiables y derechos de propiedad transparentes.
Respecto del WBCSD, en este momento se encuentra explorando la vinculación entre los negocios y la pobreza, buscando nuevos caminos para que los negocios puedan ayudar a más personas a encontrar medios de sustento seguros, de tal forma que el mundo de los negocios cobre sentido. Francamente, no tengo idea con qué se encontrarán o si lograrán algún resultado.
Pero sospecho que en una vez que se ha iniciado una investigación seria, las posibilidades de encontrar un camino se volverán infinitas, y también que tenderán a desarrollar nuevos tipos de asociaciones: como está sucediendo en Bangladesh, donde una compañía alquila teléfono celulares a personas que viven en zonas rurales, quienes a su vez les ofrecen su uso a los lugareños pobres, que de este modo, pagando sólo el costo de la llamada, pueden comunicarse con sus familiares que viven lejos y también encontrar compradores para sus productos. Este acuerdo permite que la gente más carenciada haga negocios, y este es sin lugar a dudas el mejor camino para salir de la pobreza.
Según las últimas estadísticas, durante los años 90 el índice de pobreza mundial bajó del 29 por ciento de la población al 23 por ciento: de 1.300 millones de personas a 1.200 millones que viven con menos de un dólar por día. El 75 por ciento de los más pobres vive en áreas rurales de los países en vías de desarrollo. Sacarlo de la pobreza no significará convertirlos en beneficiarios de programas de caridad, sino incorporarlos a ellos, a su trabajo y a sus productos al mercado.
Esta labor requerirá generar la más grande asociación público-privada de la historia del planeta.
*Fundador y presidente de AVINA, Creó FUNDES para promover a las pequeñas empresas en varios países de Latinoamérica. Fue consejero de negocios para el Secretario General de la Cumbre de la Tierra y fundador del Business Council for Sustainable Development (BCSD).
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