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Punto de encuentro entre las Empresas, el Medio Ambiente y la Sustentabilidad

Globalización Ambiental

El país debe evaluar y sanear los pasivos ambientales heredados para ponerse a tono con las economías más avanzadas del mundo

Por Carlos Daniel Silva*

La política económica y la política exterior del país han procurado insertar a la Argentina en el competitivo mundo del comercio de bienes y servicios, en busca de fomentar mayores inversiones y promover la exportación de productos nacionales, ambas actividades monetaria y fiscal y la generación de nuevos puestos de trabajo. Esta búsqueda ha provocado cambios palpables en la forma en que se efectúan muchas transacciones comerciales, principalmente en el campo de las M&A, y en el desarrollo de la industria.

Se destacan dos áreas de acción inmediatas: la necesidad de evaluar y sanear los pasivos ambientales heredados de actividades pasadas y, por otro lado, la incorporación de procesos y tecnologías de producción más limpios.

En ambos casos, la Argentina debe hacerlo para ponerse a tono con las economías más avanzadas del mundo. De hecho, es notable la producción de normativa ambiental que tuvo el país en esta década. Tendencia fortalecida por el afianzamiento del sistema democrático. La participación popular en la gestión, particularmente a nivel municipal, y de organizaciones no gubernamentales generó una inédita conciencia ambiental.

EL COMPROMISO AMBIENTAL

En los últimos años, la cuestión ambiental se ha convertido en un aspecto de gestión empresarial de primer orden. La legislación y el control público han sido los factores que, tradicionalmente, han motivado las iniciativas ambientales de las empresas. De cara a los próximos desafíos, la actuación ambiental de las organizaciones empresariales mejor preparadas debe estar movida por otro tipo de consideraciones: calidad y homologación de sus productos, prevención de riesgos, minimización de costos y planificación de inversiones; que delimitan cuatro ámbitos de actuación ambiental:

– Formalizar e implantar procedimientos de gestión ambiental en la empresa, que permitan invocar mejores resultados en cuanto a calidad, competitividad y homologación nacional e internacional de sus productos, hecho que será clave para construir una mejor imagen ante la opinión pública.

– La gestión de los riesgos y responsabilidades ambientales es movida por la necesidad de preservar el valor patrimonial de la empresa y evitar situaciones ambientales críticas que puedan generar una ruptura de su relación con la comunidad.

– La minimización de residuos y de consumos es un objetivo empresarial básico movido por consideraciones de reducción de costos de producción y de tratamiento de residuos y emisiones. Si esas inversiones son bien comunicadas, servirán también para mejorar su imagen.

– La planificación ambiental de los proyectos de inversión responde a consideraciones de optimización ambiental en su futura explotación.

Estas áreas son vitales para que las empresas puedan trascender la mera retórica ambiental y realizar prácticas ambientales efectivas. Sin embargo, todas estas buenas prácticas ambientales deben ser correctamente comunicadas. Por ello, la práctica internacional ha instituido el reporte ambiental corporativo como elemento esencial de la gestión ambiental. Las empresas que aspiran a fortalecer su gestión ambiental deben pensar paralelamente en la implementación de acciones junto con la comunidad en la que se encuentran.

* Presidente de Deloitte & Touche Environmental

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