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Punto de encuentro entre las Empresas, el Medio Ambiente y la Sustentabilidad

La Dieta Global

El nuevo mapa mundial de la alimentación no puede eludir dos necesidades muy interconectadas. La primera, implementar métodos sustentables en la producción agropecuaria; la segunda, satisfacer las crecientes demandas alimentarias de una población mundial que crece sin pausas. La celebración del 7º Congreso Nacional de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) resultó una caja de resonancia ideal para estas cuestiones, en la que lo ambiental corrió a la par de lo económico.

Más de 900 productores y expertos se reunieron durante tres días en Mar del Plata para recibir la información de importantes referentes locales y extranjeros de la agricultura de fin de siglo. Uno de ellosfue Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz en 1970 y padre de la denominada Revolución Verde, consistente en implementar un conjunto de tecnologías agronómicas que permitieron paliar el hambre en países como la India y Pakistán. Otra disertación de peso fue la del investigador argentino Otto Solbrig, de la Universidad de Harvard, quien recibiera el Premio Internacional de Biología en 1998.

Del sector empresarial, se destacó la presencia de Hendrik Verfaillie, presidente y director ejecutivo de Monsanto Company. También participaron el fundador y presidente de la Confederacion de Asociaciones Americanas parala Agricultura Sustentable (CAAPAS), Manoel Pereyra, pionero dela siembra directa en Brasil; el secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, Ricardo Novo; y el subsecretario de Recursos Naturales, Bernardo Cané.

En la apertura del evento, los dueños de casa pusieron bien en claro de qué se trataba la cuestión. El presidente de AAPRESID, Victor Trucco, enfatizó cuáles son los principios de los 2.000 productores nucleados en la institución: “Sustentabilidad significa usar los recursos naturales y dejarlos en condiciones para que las próximas generaciones puedan seguir empleándolos. Actualmente, sólo en el 3% de la agricultura mundial se practica siembra directa. Esto puede verse con ojos pesimistas y pensar cuánto falta, o puede verse con optimismo y comprender que le hemos encontrado una solución a un gran problema”.

“La idea del desarrollo sustentable -explicó Trucco- no puede ser importante sólo en los discursos. Si la sustentabilidad no cobra una dimensión económica, quedará en palabras. Sustentabilidad significa ‘continuidad en el tiempo’, las acciones de hoy tienen consecuencias mañana. ¿Quién se cuidará de no dañar, si los daños no se pagan?; ¿Quién procurará producir beneficios ambientales, si estos no significan ingresos?”.

El presidente de AAPRESID señaló que la entidad se encuentra comprometida a actuar en un marco en el que se entrelazan la realidad de la globalización, la necesidad de la sustentabilidad y el requisito de la rentabilidad de sus negocios: “Estamos acostumbrados a discutir sobre la búsqueda de la productividad y de la sustentabilidad; aceptamos el desafío del crecimiento de la población y nuestro rol en su alimentación. Ante la destrucción de los recursos naturales, proponemos producir sin destruir.”

QUEJAS DESDE EUROPA

 

Frente a la resistencia puesta de manifiesto por la Comunidad Económica Europea en relación a la aplicación de la biotecnología en la agricultura y a los alimentos transgénicos, el presidente y director ejecutivo de Monsanto, Hendrik Verfaillie, señaló que “cada vez que una nueva ciencia llega al mundo hay mucha ansiedad. La gente no ha estado bien informada con respecto a la biotecnología, no saben que representa la mejor oportunidad para ser más sustentable, pero para esto debe ser aceptada. La biotecnología da la posibilidad de producir más y necesitamos de ella para poder alimentar a nuestros pueblos. Europa se dará cuenta de esto cuando comience a sufrir la escasez de comida”.

Así como la Revolución Verde nos ha salvado hace 30 años, la biotecnología también lo hará en el futuro cercano. Cuando Europa tome conciencia de esto cambiará su posición cuestionadora de los productos derivados de organismos genéticamente modificados”, razonó Verfaillie, quien además hizo referencia a que para el 2000 el 90% de la soja de Estados Unidos estará sembrada con productos biotecnológicos y que suman 40 millones las hectáreas cultivadas con esta herramienta tecnológica.

El presidente de AAPRESID, Víctor Trucco, no ahorró críticas en relación a la posición europea: “Si Europa decidiera pagar el servicio que la agricultura puede hacer al ambiente, sería un ejemplo para el resto del mundo. Lo que actualmente está haciendo es lo contrario: premia el deterioro. Su política es contraria al ambiente y al libre comercio”.

En este sentido, manifestó que “no se puede aceptar que la política agrícola de la Comunidad quiera justificarse bajo el concepto de la ‘multifuncionalidad’ con el pretexto de que se está cuidando el ambiente, con suelos degradados, con menos del 1% de materia orgánica, aguas contaminadas con fertilizantes, acuíferos al borde del agotamiento y una agricultura con labranzas que aporta al incremento permanente del dióxido de carbono en la atmósfera. La agricultura argentina es la más amigable con el ambiente, con un 32% de su superficie en siembra directa.

ALIMENTAR AL PLANETA

En su disertación, Norman Borlaug se ocupó de conjugar dos conceptos: la creciente demanda mundial de alimentos y la incorporación de tecnología en la agricultura. “Cada año -dijo- se suman a la demanda de alimentos del planeta 90 millones de personas. Por eso, para hacer frente a estos requerimientos, necesitamos rápidamente aplicar la mayor tecnología posible a la agricultura. Eneste sentido, la biotecnología resulta la menos ofensiva, es mucho más rápida y precisa en la incorporación de genes que interesan para el mejoramiento de los cultivos”.

Borlaug aseguró que existe desconocimiento en la gente sobre este tema: “La biotecnología existe desde hace miles de años, está instalada en la naturaleza. Las variaciones genéticas de las plantas son parte de un proceso natural. El trigo, por ejemplo, es unaplanta muy compleja y a lo largo del tiempo ha ido sufriendo sus propias modificaciones”.

Siguiendo en la misma línea, el Premio Nobel aclaró que hoy la biotecnología está en cualquier lado (resistencia a insectos, a enfermedades, herbicidas) pero que en materia de rendimientos -kilos por hectárea-aún no se han realizado grandes avances debido a que dependede muchos genes y a que el proceso es muy complejo: “Por ese motivo es que las empresas de la biotecnología, al reconocer la necesidad en el incremento de la producción, han comenzado a emprender negocios con las firmas semilleras: mediante las modificaciones tradicionales se busca llegar al rendimiento óptimo esperado para luego, mediante la modificación genética, hacer el resto”.

“Ustedes -dijo, refiriéndose a los periodistas que seguían su exposición- son quienes tienen que ayudar a explicar estos asuntos, y traducirlos verdaderos conceptos de forma clara, para que la comunidad en general pueda saber a ciencia cierta de qué se trata y que la biotecnología es la menos ofensiva de todos los desarrollos tecnológicos”. Al mismo tiempo, se mostró preocupado por la falta de fondos para la investigación, los que aparecen “cuando hay crisis de hambruna”.

A su turno, la máxima autoridad de Monsanto a nivel mundial elogió el desempeño argentino en la aplicación de las nuevas tecnologías. Hendrik Verfaillie calificó como “fenomenal” el trabajo que los productores argentinos vienen realizando en relación a la adopción de la siembra directa enla Argentina, que ya supera las 7 millones de hectáreas sembradas. El CEO de Monsanto consideró este dato especialmente importante, si se tiene en cuenta que se han perdido en todo el mundo “25.000 millones de hectáreas durante el último año, una literal destrucción de la capa superficial del suelo”.

“La siembra directa y la biotecnología juegan un papel fundamental para el desarrollo sustentable”, continuó. “Para el 2025 habrá cerca de 8.000 millones de personas en el planeta, 2.000 másque en la actualidad. La biotecnología aplicada a la agricultura es una herramienta indispensable para responder a las necesidades alimenticias de esta población, más aún si consideramos que la dieta de los consumidores se está transformando, inclinándose hacia una vida más sana basada en alimentación con vegetales. No contamos con mucha más tierra cultivable en el planeta, por eso es necesario duplicar la producción por hectárea. Allí es donde la siembra directa y la biotecnología tienen su ámbito específico para mejorar la productividad”.

Asimismo, Verfaille citó las posibilidades de estos sistemas en relación a la salud: “La producción de alimentos modificados genéticamente tiene como destino más específico el mejoramiento de la salud mediante una nutrición adecuada, nuevas concepciones científicas que se conocen como nutracéuticas. Ya existe arroz con alto contenido de hierro y estamos trabajando con productos muy específicos que van a reducir los niveles de colesterol malo en los seres humanos. Además, estamos desarrollando cereales con características nutricionales especiales para la producción avícola o porcina”.

“De la nada, hemos llegadoa tener un negocio de 600 millones de dólares en Argentina y seguimos apostando al desarrollo de este país. En poco tiempo vamos a completar unas inversión de 136 millones de dólares en una planta de formulación en Zárate, Buenos Aires”, concluyó Verfaille.


APENAS EL COMIENZO

Otto Solbrig advirtió queesta “revolución agrícola” recién está comenzando y que nuestro país puede verse muy beneficiado por ella. “Visto desde la óptica ambiental, la nueva genética promete un menor uso de insumos, sobre todo pesticidas y herbicidas. Para el público, promete una baja en los precios de los comestibles y una reducción en los niveles de desnutrición. Al productor, las nuevas variedades le brindarán mayores rendimientos, menor costo de producción y por lo tanto más ‘profitability'”.

En base a estos conceptos, Solbrig no duda en afirmar que “la Argentina debe seguir este camino para no caer en un nuevo atraso tecnológico. Alentar el desarrollo de la biotecnología es la mejor manera de asegurarse el futuro.”
 AAPRESID no desconoce el firme debate que se desarrolla a nivel mundial en ámbitos científicos y económicos en relación a ciertos efectos negativos que se le adjudican a los alimentos transgénicos. El debate se reproduce a nivel local con especial interés: Argentina fue el primer país latinoamericano en legislar respecto de lo que se conoce como organismos genéticamente modificados (OGM). Esta normativa permitió sembrar sojas resistentes a glifosato y maíces Bt. En esta última campaña la superficie de soja genéticamente modificada fue del 70%.

El presidente de AAPRESID no pasó por alto el debate: “Nos sentimos involucrados en él, porque entendemos que los productores tenemos intereses fundamentales ligados al desenvolvimiento normal de la biotecnología. Tenemos claro que lo bueno para nuestros intereses, no es perjudicial para la salud o el ambiente o la diversidad biológica”.

“Al respecto hemos encontrado una opinión contundente en los científicos, tanto localmente como en los debates en que nos ha tocado participaren el exterior. Los científicos coinciden en que llevan15 años haciendo pruebas, que les permiten afirmar que no hay razón para dudar de los OGM que están enel mercado; es mas destacan sus beneficios ambientales, como la disminución de las toxinas en los maíces,”concluyó Trucco.

 

Fuente: Ecología& Negocios
Septiembre/Octubre1999

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