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Los líquenes, generadores naturales de sustancias cloradas

Amiclor – Asociación de Amigos de la Química del Cloro

Recientes artículos publicados en revistas científicas, (Sipman 1994 y Lücking 1998) hacen referencia a la presencia de líquenes foliícolas que viven sobre plástico, cuando normalmente éstos se desarrollan sobre la cutícula de las hojas de árboles y arbustos. Eso es lo que significa exactamente la palabra foliícola.

Nosotros hemos observado como otras especies de líquenes consideradas ubicuistas (es decir, que pueden crecer sobre cualquier tipo de substrato) se desarrollan también sobre plástico (PVC). Concretamente, recubren los ribetes plásticos de las tiendas de camping o incluso recubren la tapa de los contenedores de basuras, indistintamente del color de los mismos.

Los líquenes son hongos que asociados a un alga (en ocasiones una cianofícea) forman un cuerpo vegetativo, llamado talo por los especialistas. El talo está constituido en su mayor parte por hifas del hongo y también por algas. Por esta razón los líquenes son considerados organismos duales, es decir fruto de la unión de dos tipos de organismos (el micobionte y el fotobionte), cada uno de los cuales se encarga de aportar algo en beneficio común. El LIQUEN ha sido considerado como una simbiosis estable en la que el hongo da protección al alga y le facilita la absorción de agua y sales minerales, y el alga, gracias a su capacidad de realizar la fotosíntesis, proporciona al hongo los carbohidratos que necesita para su nutrición. El resultado de esta simbiosis es un nuevo organismo que sin necesidad de materia orgánica elaborada puede autoalimentarse y por tanto colonizar los substratos más variados. Una característica de los líquenes es la presencia en su talo de una gran variedad de substancias liquénicas, que son productos derivados de su metabolismo y que normalmente se depositan extracelularmente en forma de cristales.

El talo de los líquenes puede tener forma de costra completamente adherida al substrato como si se tratara de una capa de pintura, forma de lámina más o menos lobulada o incluso presenta formas muy ramificadas, a modo de cabelleras, que podemos ver colgando de las ramas de algunos arboles en los bosques.
La nutrición de los líquenes esta directamente relacionada con la capacidad fotosintetizadora del alga. Mediante la fotosíntesis, el alga puede utilizar la energía luminosa para convertir el dióxido de carbono, en presencia de agua, en carbohidratos. De alguna forma los carbohidratos elaborados por el alga pueden pasar al hongo para servirle de alimento.

Fruto de su unión es la independencia, en muchas ocasiones, del substrato ya que no necesitan incorporar nada del suelo. Viven pues del CO2 atmosférico, del agua tomada de la atmósfera y de la energía luminosa. Parece que algunas substancias consideradas como micronutrientes son necesarias para la vida del liquen pero estos micronutrientes pueden ser tomados directamente de la atmósfera o bien del substrato.
Volviendo a los líquenes que viven sobre el plástico, Sipman (1994) dice que parece que no deben extraer ninguna substancia del substrato. Este es un punto no comprobado científicamente y en cualquier caso el cloro es un elemento importante presente en los plásticos, que también está presente en los talos de algunos líquenes.

Entre las 930 substancias liquénicas conocidas, unas 210 presentan cloro (Huneck y Yoshimura, 1996).
Algunas especies de líquenes como Hypogymnia physodes y Pseudevernia furfuracea presentan en el córtex (la capa externa del talo) cloratranorina, una substancia liquénica que contiene cloro. Takala et al. (1990) han encontrado altas concentraciones de cloro en el talo de estas especies, y proponen que la fuente principal del cloro puede provenir de los aerosoles marinos y de la lluvia. Concretamente, en la primera de las especies citadas la concentración va de 1.250 a 1.500 ppm, pero en la segunda especie puede llegar a 3.800 ppm. Según estos mismos autores la capacidad de sintetizar cloratranorina se puede interpretar como una estrategia para neutralizar el ión Cl- que es tóxico y está presente en el agua de lluvia. Lo que nos sugiere que la naturaleza es tan sabia que es capaz de neutralizar las substancias tóxicas. Otros autores han demostrado la eficacia de la cloratranorina en la interrupcción del proceso de la fotosíntesis (Vicente 1975). Según esto, el hongo, a partir de un producto de deshecho ha llegado a ser capaz de reciclarlo y utilizarlo en beneficio propio, al disponer de una substancia que le ofrece la posibilidad de regular la fotosíntesis que realiza el alga.

En otros casos como en Ramalina duriaei, los líquenes no sintetizan ninguna substancia liquénica que contenga cloro. Fuchs & Garty (1983) estudiaron las concentraciones de cloro en los talos de esta especie en 30 localidades próximas a Tel Aviv. Como resultado obtuvieron una fuerte correlación entre la concentración de cloro en el talo del liquen y la distancia al mar. Desde una concentración de 8.700 ppm en la zona más próxima a la costa, hasta las 100 ppm en la estación más distante. No explican los autores como puede este liquen resistir las altas concentraciones de cloro en su talo.

Muchas preguntas, sin una respuesta conocida actualmente, se pueden hacer sobre las relaciones entre los líquenes y el cloro y relativamente pocos esfuerzos se han dedicado a dilucidar la cuestión. Es urgente plantearse una línea de investigación en este campo que nos permita sentar unas bases sólidas comprobadas científicamente, antes que la necesidad de explicar unos fenómenos nos haga caer en el tópico de las suposiciones.

Referencias bibliográficas

Fuchs, C. & Garty, J. 1983. Elemental content in the lichen Ramalina duriaei (De Not.) Jatta at air quality biomonitoring stations. Environmental and Experimental Botany, 23: 29-43.

Huneck, S. & Yoshimura, I. 1996. Identification of Lichens Substances. Springer-Verlag Ed. Berlin.

Lücking, R. 1998. “Plasticolous” lichens in a tropical rain forest at la Selva biological station, Costa Rica. Lichenologist, 30(3): 287-301.

Sipman, H. 1994. Foliicolous lichens on plastic tape. Lichenologist, 26(3): 311-312.

Takala, K.; Olkkonen, H.; Jääskeläinen & Selkäinaho, K. 1990. Total chlorine content of epiphytic and terricolous lichens and birch bark in Finland. Ann. Bot. Fennici, 27: 131-137.

Vicente, C. 1975. Fisiología de las sustancias liquénicas. Ed. Alhambra. Madrid.

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