skip to Main Content
Punto de encuentro entre las Empresas, el Medio Ambiente y la Sustentabilidad

El Negocio está Servido

Los más de 20 millones de pesos que facturarán en 1998 los productores orgánicos de la Argentina son la punta de iceberg de un negocio en estado embrionario que aspira a hacer más saludable los hábitos de consumo en todo el mundo.

Por ahora, el 85% de la producción -desde leche, aceites, legumbres, frutas, carne, pollo, quesos y miel hasta hierbas aromáticas, elaboradas sin ningún rastro de industrialización- tiene como principal destino la exportación a la Unión Europea (UE) y a Estados Unidos; el restante 15%, recién está penetrando en los paladares criollos, que por ahora no presentan los síntomas de la afición ecológica que ya se apoderó de los consumidores del viejo continente.

La Argentina arrancó con varios cuerpos de ventaja en el mercado internacional. En 1992, sus productos fueron reconocidos como equivalentes a los elaborados en la UE, ventaja que sólo comparte con otros 4 países: Israel, Nueva Zelandia, Australia y Hungría. Todos los demás países que no están reconocidos, deben enfrentar una engorrosa burocracia para demostrar que su producción es similar a la de la UE.

“Lo que me preocupa es que esta ventaja nos va a valer por tres o cuatro años. Hoy somos más que Estados Unidos o Canadá y lideramos la región. Pero los países del norte y Chile, y luego Brasil, pronto ingresarán al negocio y es sabido que son naciones con gran capacidad de organización para competir y ganar en el mercado internacional,” advierte Laura Montenegro, directora de Argencert, que certifica gran part de los productos orgánicos que exporta la Argentina.

Durante 1997, Argencert emitió 760 certificados de calidad orgánica para el mercado interno y de exportación. De las 350.000 hectáreas destinadas a la producción orgánica animal y vegetal, la empresa certificó más de 200.000. “Esto significan 135 productores,73 empresas con proyectos individuales y 250 establecimientos productivos,” explicó Montenegro, quien además se enorgullece al recordar que obtuvo el Premio Export-Ar 1996, otorgado por la Cancillería Argentina.

La agricultura orgánica viene experimentando un crecimiento sostenido: en 1997 existían 23.680 hectáreas destinadas a cultivos y se incrementa a razón de 8.000 has. por año. Sin embargo la ganadería ha sufrido un estancamiento en los últimos dos años: luego de alcanzar 215.000 has. en 1996, hoy se mantiene en 207.600.

La producción orgánica se desarrolla en más de 300 unidades productivas, concentradas fundamentalmente en la región pampeana (Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos), donde se encuentra el 67% de los establecimientos certificados.

Mientras que la provincia de Buenos Aires concentra el 48% del total de establecimientos del país, -lo que representa el 27% de las hectáreas destinadas a ganadería y el 45% de las reservadas a cultivos-, La Pampa se queda con el 35% de las tierras ganaderas.

Las principales actividades agrícolas orgánicas pertenecen al grupo de cereales y oleaginosas, con un 77% de la uperficie cosechada. Luego se ubican los cultivos industriales (17%) y en tercer lugar el grupo de las hortalizas.

La ganadería abarca carne y leche bovina, carne aviar y huevos, carne ovina y lana.

En la lista de cultivos figuran avena, girasol, lino, lúpulo, maíz, mijo, soja, trigo, ciruelo, cítricos, durazno, manzana, membrillo, olivo, uva, pera, ajo, cebolla, espárrago,papa, poroto, aromáticas, algodón, azúcar, té y yerba mate.

La actividad apícola (producción de miel) se desarrolló en más de 16.000 colmenas en las provincias de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, La Pampa, San Luis, Santa Fe y Salta.

LA DIFERENCIA ARGENTINA

A pesar de que el mercado de los orgánicos se ha vuelto más competitivo y con márgenes de ganancia menores, el negocio sigue creciendo. Y en ese marco, la Argentina tiene a los Estados Unidos como su principal competidor.

El hecho de que los productos argentinos estén incluidos en el listado de terceros países admitidos en la Unión Europea (UE), le asegura al importador que podrá comercializarlo comprado con certificación orgánica. En cambio, operar con Estados Unidos, por caso, implica además de resignarse a la burocracia, la incertidumbre de no saber hasta último momento si se obtendrá o no la certificación.

Otra gran diferencia con el gigante del norte es que los productos de la Argentina poseen un porcentaje menor de residuos de metales pesados. En mercados con una legislación rigurosa como Alemania, esto puede transformarse en una ventaja decisiva.

Pero también hay que reconocer una desventaja con respecto a Estados Unidos y los países de la UE: la falta de herramientas adecuadas para el combate de plagas y el control de malezas.

Según el especialista Pablo Diaz Colodrero, director de Argensun SA, para tener éxito “es fundamental que cada eslabón de la cadena comercial, comenzando por los productores, sea eficiente en su ámbito y que tengan un buen diálogo entre sí para un mejor planeamiento estratégico”. El especialista se refiere no sólo a qué cultivo o especie desarrollar, sino también en cada caso, saber elegir las variedades que pide el mercado.

LA CERTIFICACION ORGANICA

Así como la complejidad de la tecnología industrial requiere de normas estandarizadas internacionalmente, tal es el caso de las ISO 9.000 para monitorear la calidad de los procesos y la generación de normas ISO 14.000 para comprobar que esos procesos son parte de un desarrollo sustentable, la producción orgánica ya formó sus propias reglas de juego queno permiten el ingreso de improvisados.

De ahí la gran importancia que posee la certicación, la cual es otorgada por producto, dado que cada uno de los métodos empleados en los procesos de los productos orgánicos son verificados minuciosamente. La certificación tiene validez anual. Una vez iniciada, deberá transcurrir un periodo de transición de tresaños para que el producto sea considerado “full organic”. El único autorizado a acortar ese periodo bajo condiciones excepcionales de producción es el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (SENASA). Durante ese lapso, la exportación podrá realizarse de todas maneras pero los productos llevarán el rótulo “en transición”.

“Un consumidor de orgánicos tiene la tranquilidad de estar contribuyendo a un desarrollo sostenible y sustentable de su medio ambiente, a diferencia de lo que ocurre con los productos convencionales”, destacó Juan Carlos Ramirez, coordinador de productos ecológicos del SENASA, organismo que habilita a las entidades certificadoras y monitorea todo el sistema.

Si existe una campaña de vacunación animal, la normativa internacional de orgánicos dice que no se puede pasar por encima de una campaña nacional. Y en el caso de fumigaciones, el productor puede buscar métodos alternativos para no alterar la producción orgánica.

Mientras nuestro país fortalece su producción, la tendencia mundial favorable al consumo de alimentos orgánicos sigue en ascenso. La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos planea distribuir en los supermercados de ese país una publicación que sugerirá a los consumidores preocupados por los pesticidas, que consideren la posibilidad de comer productos orgánicos. Bajo el título, “Los pesticidas en la comida”, ofrecerá recomendaciones relativas a cómo reducir los residuos de pesticidas y enseña como lavar, recortar, pelar y cocinar los alimentos.

 

Investigación: Manuel Korn y Elisabeth Petruskevicius
© ecología&negocios 1998

This Post Has 0 Comments

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back To Top