Por el Reuso y el Reciclaje
La basura no solo es un desperdicio molesto maloliente: también puede tener un ulterior valor si se la sabe aprovechar de modo sostenible. Las iniciativas en curso
Indicador del consumo humano por simple producción de descarte, los residuos sólidos urbanos -RSU- nos muestran qué y cómo consumimos. Para la mayoría, apenas se trata de eso: de residuos, de basura. Sin embargo, hay experiencias a nivel municipal que demuestran que donde unos veían sólo residuos, otros veían oportunidades de generación de nuevo valor.
POR LAS ASTAS. En el condado de Norfolk -East Anglia, Inglaterra-, las autoridades locales buscaron, junto con la Universidad de Herfordshire y empresas locales, una salida común para minimización de residuos de las industrias de bebidas y alimentarias. Desde 1997, más de trece PyMEs trabajan en este proyecto, que ha recibido unos US$ 660.000 en fondos. “Los beneficios obtenidos exceden ampliamente la inversión acumulada: US$ 1.760.000 en ahorros anuales”, señala su project manager, Katherine Hyde, en el informe presentado por la universidad. Todas las partes interesadas se comprometieron con el programa, cuyos resultados se hicieron públicos. Se implementaron 115 iniciativas, y cada compañía hizo un monitoreo a nivel micro de todo el proceso de ahorro y minimización. Cerca de 90 por ciento del total invertido en el proyecto se destinó a tecnologías limpias de cara a la reducción de residuos: se obtuvieron reducciones en el uso de energía eléctrica, de materiales y de consumo de agua. Esta situación muestra que los residuos requieren de escala, mercado y voluntad para buscar soluciones. ¿Qué sucede en la Argentina? La ciudad de Buenos Aires -10 millones de personas la transitan a diario, con una “producción” de 6.000 toneladas diarias- se sume en la complejidad: cada vez acumula más envases plásticos, vidrios y pañales descartables. De acuerdo con informe realizado por el CEAMSE, cerca del 60 por ciento de los residuos totales de enero y febrero de 2001 fueron inorgánicos. Intrínsecamente, la situación presenta contradicciones y tensiones: en el caso de las botellas de plástico PET para agua mineral, si bien son de menor espesor y más livianas, su volumen como residuo se duplicó desde 1991. La solución está en la separación y clasificación en origen, en su consecuente continuidad en el tiempo. Esto haría al traslado de residuos más eficiente -el negocio de la recolección de residuos mueve unos US$ 200 millones anuales-, podría generar un mercado para el reciclado y, a la vez, una disposición final adecuada en relleno sanitario de lo que indefectiblemente tiene ese destino. En el caso de l Capital Federal y el conurbano sur, sus residuos -unas 238.000 toneladas mensuales- se vierten en el relleno sanitario de Villa Dominico, que sería desactivado antes de 2004. Pero tal desactivación trae consigo el reclamo por daño ambiental -por olores y por impacto- de municipios vecinos del relleno, en una situación que reviste conflicto.
La contracara de estas tensiones entre consumo, economía y medio ambiente se ven en soluciones de municipios de distintas provincias. Algunas de ellas fueron reconocidas en el marco de sucesivas ediciones del Premio UCES a la Gestión Ambiental en Industrias y Municipios Pequeños y Medianos. El municipio cordobés de Oncativo desarrolla, desde 1992, una gestión integrada de mejoramiento ambiental con eje en la educación, los espacios verdes públicos, la recolección y destino final de los residuos y una planta de tratamiento de líquidos cloacales. En Intendente Alvear, La Pampa, se procedió a la separación de RSU en orgánicos, inorgánicos y patogénicos: lo orgánico se convierte en compostaje, que se comercializa y se emplea en lombricultura. En Maipú, Mendoza, el municipio encaró un programa de compostaje de RSU. La ciudad de Esperanza, en la provincia de Santa Fe, puso en marcha una planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos: la basura domiciliaria se descarga en la planta, y los residuos se reacondicionan para su posterior reciclado y comercialización. La planta se complementa con la planta de efluentes industriales, de US$ 8 millones de inversión.
ENTRE TODOS. La participación pública juega un rol clave en el ciclo de uso y destino de los residuos y en el cambio de actitud. La ONG Asociación Demos Vida lleva seis años trabajando en el tema residuos en el Area Múltiple Buenos Aires: dan cursos de capacitación y educación sobre aspectos ecológicos con perfil de RSU -su tipología, clasificación, recolección, destino y soluciones-. “Abordamos desde ecología y contaminación de aire, agua y suelo hasta legislación ambiental nacional y metropolitana, y derechos de los consumidores y usuarios de servicios”, explica su titular, Marcelo Liebenhenz. “Educar y concientizar a cada vecino en su casa es fundamental: por cada kilo de basura que el vecino saca a la vereda, la está pagando con sus propios impuestos”, analiza. Esta actividad de capacitación de Buenos Aires, a través de su programa Nuevos Roles Laborales. “La idea es que parte de los capacitados se puedan integrar a las empresas recolectoras”, acota Liebenhenz. Un buen punto de partida que requiere del compromiso de todas las partes interesadas.
EL NIVEL MICRO
Movicom tiene un programa de reciclado de baterías de los teléfonos celulares de sus clientes a un costo de US$ 0,45 por cada batería. Pero también se embarcó en un programa de reuso de insumos internos, en el que involucró a sus 3.500 empleados en todo el país. Las iniciativas incluyen el reciclado de las baterías y cartuchos de impresoras -unos 250 por mes- con la firma IMD. “También involucramos a nuestros proveedores en la iniciativa”, apunta Bautista Ramón Ponce Gil, gerente de Relaciones Públicas y Comunicaciones Internas de Movicom. Para reducir el uso de papel -tiran 8 y 10 toneladas mensuales-, eligieron el soporte virtual para la comunicación interna: tienen una intranet donde vuelcan todos los procedimientos de la compañía. Hay más: en las cocinas de su casa matriz, van a instalar una máquina que destroza los vasos de poliestileno expandido -telgopor-, cuyos restos se destinarán para completar hormigón armado. “Todas estas acciones son de toma de conciencia y no de marketing: queremos que se entienda que se puede hacer un uso más racional de estos elementos”, resume Ponce Gil.
UN MARCO PARA LA ACCION
El capítulo 21 de la Agenda 21, el documento emanado de la II Cumbre de la Tierra de Naciones Unidas: ECO 92, establece cuatro esferas de acción para los residuos. Se las conoce como las “cuatro erres”, por orden de prioridad: reducir, reusar, reciclar y rellenar. La rentabilidad de la separación y clasificación en origen se tienen en el largo plazo: este proceso completo, ejecutando con disciplina y constancia en el tiempo, redunda en una mejor calidad de vida para todas las generaciones.
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