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El adiós a los canastos para la basura

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Desde que son notificados, los frentistas porteños tienen 15 días para sacarlos de sus veredas. Es porque los residuos ya no se recolectan manualmente.

CanastoBasura

Con la reconversión del manejo de los residuos urbanos en la Ciudad, mediante la instalación de contenedores en cada una de las cuadras porteñas, esos cestos de metal que ocupaban las veredas de casas particulares, y, muchas veces, se integraban con sus fachadas, pasaron a ser más un problema que una solución.

Sucede que hace poco menos de tres años, los camiones recolectores sólo retiran los restos que se desechan en los enormes contenedores negros, por lo que el viejo canasto se convirtió en un “estorbo” para la remoción de basura y la limpieza de las calles.

En ese sentido, en noviembre de 2016 el Gobierno de la Ciudad comenzó a intimar a los vecinos del Oeste porteño para que retiren estas estructuras de sus veredas. Pero todavía, 11 meses después, quedan ocho mil cestos en pie.

“Hoy la Ciudad cuenta con contenedores en todas sus cuadras, con un sistema de recolección automatizado. Por ese motivo, la recolección manual ya no se realiza y los canastos impiden la correcta higiene, provocando que se acumule basura en las veredas”, explica Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.

Desde el área iniciaron una campaña de comunicación solicitando su retiro: se les avisa a los vecinos que estos cestos se encuentran en desuso y se les solicita removerlos, permitiendo mejorar la limpieza de los barrios.

Desde el momento en que son notificados, los frentistas cuentan con 15 días para retirarlos. En caso de que no puedan hacerlo por sus propios medios, el Gobierno se encarga una vez cumplido el plazo estipulado. El material que se recupera es donado al hospital pediátrico Garrahan.

Además de los contenedores negros ubicados a razón de uno por cuadra, en la Ciudad existen más de 110 puntos verdes que reciben material reciclable. Es una labor en conjunto con las cooperativas de recuperadores urbanos, que también realizan este servicio puerta a puerta, principalmente en los edificios.

A pesar de todas estas mejoras en el tratamiento de los residuos urbanos, hay quienes no se resignan a tener que deshacerse del viejo canasto. A tal punto, que los más inventivos decidieron devolverle la vida útil, precisamente, cultivando vida. Y los convirtieron en maceteros.

No obstante, estas acciones deben acompañarse con un manejo responsable de los residuos hogareños, y desde el gobierno enumeran una serie de recomendaciones para una correcta limpieza en las calles.

Entre ellas se encuentran el estacionar los vehículos a un metro de distancia del contenedor, no trabar sus tapas para evitar malos olores, el ingreso de agua de lluvia o animales, sacar la basura de 20 a 21 y evitar hacerlo cuando llueve.

Además, no se deben arrojar residuos áridos en estos objetos, como cascotes, metales, maderas o restos de poda, porque los contenedores no son aptos para estos desechos y pueden dañan el equipo recolector. Para sacar estos materiales hay que comunicarse al 147 y coordinar su retiro.

Foto: Lucía Merle

Fuente: clarin.com – 3/10/17

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