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Punto de encuentro entre las Empresas, el Medio Ambiente y la Sustentabilidad

El Enfoque de la Comunidad

Por Sylvia Adriana Pinal*

Cuál es el papel de la comunidad de negocios latinoamericana sobre la generación de empleo y la protección del medio ambiente? ¿Qué es lo que la sociedad y las necesidades del desarrollo latinoamericanos demandarán del sector privado?

Opiniones hay muchas, pero lo que nadie puede discutir es que el sector privado es el único actor social que tiene la capacidad de generar valor agregado. Es decir: riqueza nueva. Ingrediente indispensable para la satisfacción de necesidades tanto presentes como futuras.

En el contexto latinoamericano actual, esta función generadora de riqueza viene a tomar un papel estratégico para determinar el futuro de nuestras sociedades.

América Latina tiene la oportunidad única de convertir la aparente debilidad de haber llegado tarde al proceso de desarrollo en una gran oportunidad. La oportunidad de beneficiarse de la experiencia de otros, con errores y aciertos, y a partir de allí fincar su propio futuro.

¿De dónde estamos partiendo? América latina tiene una extensión de poco más de 20 millones de kilómetros cuadrados, una población de casi 550 millones de habitantes. El ingreso per cápita promedio sitúa a la región dentro de un rango medio en el espectro global. Su composición es sorprendentemente joven: más del 53 por ciento tiene menos de 24 años. Esto, obviamente, implica la gran responsabilidad de proporcionar educación, capacitación y nuevas oportunidades de trabajo para 291 millones de jóvenes en el futuro inmediato. Además, estos 291 millones de personas vienen dotadas de la capacidad y necesidad de reproducirse, y, por lo tanto, necesitaremos crearles la posibilidad de que sus hijos y los hijos de sus hijos también lo hagan.

El tener una población joven numerosa ciertamente puede verse como un problema mayúsculo, pero también como una gran oportunidad. Adam Smith decía que la riqueza de las naciones no radica en sus recursos naturales o financieros, sino en su capacidad de trabajo humano es el único generador de valor. Una población tan grande y tan joven implica, por tanto, una gran capacidad generadora de riqueza y una gran promesa.

Ahora bien, hay una gran diferencia entre tener la capacidad potencial instalada y tener la posibilidad real de usarla. Para usar productivamente la capacidad de trabajo de una persona, primero hay que generarle un empleo. En promedio, se estima que, en la región, la generación de un empleo productivo nuevo debe costar alrededor de US$ 20.000. ¿Cuánto costará generarle empleo productivo a 291 millones de jóvenes? ¿Cuál es la inversión que tendremos que realizar en el desarrollo de capital humano, sobre todo si lo que queremos es formar individuos completos capaces de tomar responsabilidad de su propio futuro? ¿Y a quién corresponde la responsabilidad de generar la riqueza necesaria que nos permita proporcionar un futuro digno a nuestros jóvenes, integrarlos productivamente a nuestras economías, aprovechar la gran oportunidad que la historia está poniendo frente a nosotros? No hay muchas respuestas. El único actor social capaz de generar riqueza es el sector privado; por lo tanto, éste tiene la responsabilidad estratégica más retadora y a la vez más prometedora de la historia de América latina. La responsabilidad de proporcionar el liderazgo hacia el desarrollo sostenible de nuestra región generando la riqueza que el proyecto requiere, pero bajo condiciones de responsabilidad ambiental y social que le permitan hacerlo en forma sostenible.

* Directora del Centro INNOVA para el Desarrollo Sostenible del Tecnológico de Monterrey, y directora ejecutiva del Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible de América latina.

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